México
Rumores hechos realidad
Las columnas del periódico o los micrófonos de los noticieros no están para que el redactor desahogue sus rumores, por justificados que sean
No me queda muy claro si lo que está en juego es la libertad de expresión o el desplante de poder que tienen ciertos escritores o conductores encargados de proporcionar información al público en general. Siento que el periodista se está convirtiendo en una clase de personaje que se asemeja mucho a los políticos.
O lo que es lo mismo: se sienten gente de una clase especial y diferente a los demás. Y esto lo vemos a diario en la competencia por el poder de los grandes consorcios mediáticos.
Comparto el criterio de que los periodistas no han de hacer partícipes a sus lectores o seguidores de sus propias intuiciones. El derecho a la información es sobre todo del lector, no del periodista. Si se encuentran trabas, se superan; si éstas añaden información, se cuentan; si no es así, se aguantan.
Las columnas del periódico o los micrófonos de los noticieros no están para que el redactor desahogue sus rumores, por justificados que sean.
Algunas veces para defender el derecho de los lectores a la información hay que defender antes a los periodistas, respetando unas reglas del juego que incluyen dos principios: la obligación del periodista de preguntar e indagar de forma responsable, y la obligación del político de responder sobre su actuación ante los ciudadanos.
Ahora bien, aquí hay dos aristas. Primero: el rumor nacido de las redes sociales, que no tienen pruebas que las sustenten como un hecho real y confirmado, o sea, son rumores en forma de “tweets” que por su repetición aglomerada terminan por convertirse en una verdad a medias; lo que es lo mismo, a un chisme.
A nadie le consta que el Presidente Calderón sea un bebedor problemático. Nadie puede decirlo, por el simple hecho de que nunca se le ha visto en ningún momento de su vida pública en estado etílico.
El Sr. Calderón se levanta a las seis de la mañana y cumple hasta cerca de las once de la noche sus obligaciones públicas. Si de ahí en adelante al señor se le antoja ya en su casa tomarse unos tequilas o cenar con vino tinto, muy su vida, y si el domingo en su jardín hace una parrillada y se toma sus chelas, muy su vida. Mientras esto no interfiera con la conducción de su Presidencia.
Y como segundo punto: lo que sí sería muy grave, pero que no le veo razón, es que la remoción del noticiero de MVS que conduce todas las mañanas Carmen Aristegui haya venido de Los Pinos. Más bien vino de la familia Vargas a conveniencia de sus licitaciones.
Síguenos en