México
Pura finísima persona
Quién sabe por qué derroteros esté dispuesto a llevar su discurso el presidente electo del PRI, Humberto Moreira Valdés
Una cosa es tener firmeza en las posiciones que se expresan, entrarle a los grandes temas nacionales, abrir debates y confrontar a quien detenta el poder cuando se está entrando en una lucha legal y legítima por conquistarlo, y otra muy diferente es andar soltando puyas por aquí y por allá, lanzando calificativos, expresándose en forma peyorativa de todo aquel que sea adversario partidista y sembrando de minas el campo de batalla, minas que, sobra decirlo, puede pisar cualquiera que atraviese el espacio de la contienda.
Moreira, quien a principios de marzo será oficialmente el dirigente nacional priista, en sustitución de Beatriz Paredes, ya recorre el país jugando el rol del nuevo tipo del barrio que quiere marcar territorio y dejar en claro que él va por todas las canicas, que le topará con dureza el que se le ponga enfrente, y que de paso buscará ser el galán de la película, el que quiere con todas, el “Chido, Chido, Chido”, como el personaje que baila tango, masca chicle y tiene chicas de a montón.
En estas semanas, hasta el aniversario del vetusto tricolor, que se reinventa con cada nuevo liderazgo pero sigue abrevando de sus principios autoritarios, la exgobernadora tlaxcalteca y el gobernador coahuilense con licencia, se cruzarán por los caminos con discursos complementarios pero no pocas veces contradictorios. Paredes seguirá demandando al Gobierno del Presidente Calderón eficacia y disposición al diálogo con todas las fuerzas políticas; Moreira se exhibirá como pendenciero y descalificador de todo lo que lleve el signo panista.
El gobernador de Coahuila con licencia se hace el desentendido, aunque difícilmente podrá hacerlo por mucho tiempo, de que hay cifras del Sistema Nacional de Seguridad Pública, que han registrado que el secuestro creció en su Entidad más del mil por ciento entre 2005 y 2010. Los asaltos bancarios subieron 700 por ciento, y se duplicaron el robo a personas y a casas habitación. Ni qué decir del asesinato de decenas de jóvenes como parte del aumento en el número de homicidios.
¿Qué hizo Humberto Moreira como gobernador mientras todo esto ocurría en Coahuila? Por ejemplo, quejarse y echarle la culpa al Gobierno federal de la ola de criminalidad. Pero no le falta valentía para echar pleito y, ahí de paso, heredarles a los coahuilenses a su hermano Rubén, quien ya se apresta a ser el próximo gobernador.
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