México
Pura coincidencia
El poeta Alfonso Romano y José Saramago hicieron de la ceguera tema para críticas severas a la sociedad actual
El poeta Alfonso Romano y José Saramago hicieron de la ceguera tema para críticas severas a la sociedad actual. Asentada sobre una visión reducida de la realidad. Mostraron que hay muchos videntes presumidos que son ciegos y unos pocos ciegos que son videntes.
El Evangelio nos presenta tres tentaciones que enfrentó y superó Jesús. Eran tentaciones que querían desviarlo de su misión como Mesías al servicio del pueblo. Y esas mismas tres tentaciones, aunque las tenemos todas las personas, de modo especial las enfrentan los políticos.
Primera tentación: El provecho propio. Si eres Mesías, si eres dirigente, haz que estas piedras se conviertan en pan para saciar no el hambre del pueblo, sino tu propia hambre. Es la tentación de usar su mesianismo en su propio provecho. No se busca en primer lugar la voluntad de Dios, el amor y la justicia, sino que en primer lugar se ven las necesidades personales del dirigente. Jesús multiplicó los panes, pero para el pueblo y no para él mismo.
Y ¡cuántos políticos usan su poder en beneficio propio! No ven las necesidades del pueblo con hambre, sino que ellos que ya están hartos, acumulan más y más bienes, mejores y mejores salarios.
Segunda tentación: El prestigio. El tentador invita: si eres el Mesías, tírate de lo alto del templo. Muéstralo en obras llamativas, prodigiosas, de prestigio. Pero ¡cuántos políticos lo que buscan es la fama, el prestigio, el renombre, el aparecer en las inauguraciones de los centros de lujo, o lo que buscan es que por sus buenas y desinteresadas obras les llamen bienhechores!
Tercera tentación: El poder. Satán promete: te daré la riqueza y el poder sobre las naciones, si postrándose me adoras. La respuesta de Jesús es tajante. Y en la última cena Jesús lava los pies a los discípulos y nos dice: “Yo no he venido a ser servido, sino a servir y a dar la vida en rescate. El que quiera ser el primero que se haga el último y el servidor de todos los demás”. Y Jesús nos advierte: “No sean como los reyes que oprimen al pueblo y todavía quieren que les llamen bienhechores”.
Estas tres tentaciones son tentaciones de todo dirigente y quizá más de los dirigentes políticos: Usar su puesto, su cargo, su influencia en primer lugar en beneficio propio, buscar la fama y el prestigio antes que el bien del pueblo, y buscar y sacrificar todo para tener más riquezas y más poder.
Cualquier semejanza, es pura coincidencia.
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