México
Psicosis
Basta que se difunda un rumor de balaceras o enfrentamientos en la calle, para que una multitud corra desesperada o una ciudad entera se paralice
Basta que se difunda un rumor de balaceras o enfrentamientos en la calle, para que una multitud corra desesperada o una ciudad entera se paralice y sus habitantes se encierren en sus casas en toques de queda autoimpuestos. La sociedad mexicana está viviendo, en amplias franjas del país, una psicosis de miedo e incertidumbre ante el temor de verse atrapados en los fuegos cruzados y los combates armados entre grupos de narcotraficantes o entre éstos y las fuerzas federales.
La población civil se siente vulnerable ante la acción del crimen organizado y su agresividad y violencia, y muy lejos del discurso presidencial que en el extranjero presume “golpes récord” al narcotráfico y dibuja a un Estado triunfante que somete a la delincuencia, los mexicanos de varias regiones se sienten tan desprotegidos e inermes, que optan por autoprotegerse, ya sea cancelando su vida social o corriendo despavoridos a protegerse de manera instintiva.
La percepción de esta guerra contra el narcotráfico y sus efectos es diametralmente opuesta desde el poder que la administra y la sociedad que la padece. Si la sociedad percibiera un Estado fuerte, que va ganando la guerra o que tiene el control de la situación, como dicen en el Gobierno, su miedo no sería tan irracional y tendría que mostrarse más segura y menos propensa a creer en rumores y versiones que se propalan y desatan casos de histeria colectiva.
El miedo puede paralizar y desalentar a una sociedad, pero también, dicen algunos los sicólogos y sociólogos, puede volverse un arma de dominación política y de control social; es decir, que el miedo también tiene un uso político como forma de control de la población. Y la pregunta obligada es ¿a alguien le conviene que vivamos con miedo?
NOTAS INDISCRETAS… Cada uno tiene su versión de lo ocurrido durante la persecución de los ladrones que la semana pasada secuestraron rehenes en una casa de cambio. El procurador Miguel Ángel Mancera sostiene que no hubo balacera durante la persecución, mientras que el secretario de Seguridad, Manuel Mondragón, afirma que sí hubo disparos. Lo cierto es que uno estuvo ahí en persona y negoció con los asaltantes para que liberaran los rehenes y el otro venía en un vuelo procedente de La Habana y fue informado de los hechos por sus subalternos ¿Quién dice la verdad?.. En el PRI afirman que ya está todo negociado para que Gamboa Patrón asuma la presidencia de la CNOP, que Beatriz Paredes ya aceptó la designación y que Gamboa hará las veces de “gozne” entre Paredes, Peña Nieto y Manlio Fabio… Los dados mandan serpiente. Mal tiro.
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