México
Propósitos públicos
Colaborar con la ciudad supone limpiarla, conservarla, embellecerla, caminarla, vivirla y gozarla
El nuevo año induce propósitos positivos para cada persona. Es ocasión de reflexión que nos asoma al futuro. Los primeros días de enero se alza la mirada para dar trazos de esperanza al porvenir. Aparecen metas concretas que guiarán la conducta, aunque luego se disipen entre la vorágine de la rutina que consume horas y días de labor. Entre estas metas se extrañan aspectos de la conducta que tenemos hacia los asuntos públicos, y dadas las circunstancias actuales, es muy oportuno volver la vista al cariño a la comunidad en que vivimos. El amor que se profesa al terruño implica a las personas que viven en él. A sus tradiciones y forma de vida. La ciudad en la que vivimos se está transformando aceleradamente para ponerse al día en muchos aspectos. Este proceso pone en evidencia las carencias, ineficiencias, debilidades humanas que hacen surgir la crítica respecto a la forma como se conduce la vida pública.
Este ejercicio crítico, tan necesario para la vida democrática, en ocasiones conduce a cierto tipo de desánimo que los antiguos llamaban desasosiego. Este estado de ánimo social aleja el sentido de la esperanza de mejora que se produce en estos días. Por ello es oportuno que entre los propósitos del año nuevo incluyamos un mayor compromiso con los asuntos públicos. Se trata de una intención que vaya más allá de la crítica cotidiana, tan sabrosa para la charla. Que las acciones sencillas como ceder el paso a los peatones, sonreír al conductor de al lado, limpiar la vía pública o colaborar en una labor comunitaria, son la mejor forma de compromiso con la ciudad.
Colaborar con la ciudad supone limpiarla, conservarla, embellecerla, caminarla, vivirla y gozarla. Recuperar aquel olor a mojado de calles y banquetas. Volver a las flores, a la cortesía y al sosiego. Son buenos propósitos para el año nuevo.
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