México

Proponen crear un instituto electoral que sustituya al IFE

Gustavo Madero destaca la necesidad de instituir un órgano nacional que no esté sujeto a presiones e intereses locales

CIUDAD DE MÉXICO (24/FEB/2013).- El líder del Partido Acción Nacional (PAN), Gustavo Madero, señaló que se requiere crear un instituto nacional electoral que sustituya al Instituto Federal Electoral (IFE) y a los 32 institutos estatales electorales, cuya propuesta, dijo, está incluida en la agenda del Pacto por México.

Ante el fallo del Tribunal Electoral de Veracruz de invalidar la alianza electoral de su partido con el Partido de la Revolución Democrática (PRD), el dirigente nacional del PAN destacó que esto hace ver la necesidad de que todos los órganos electorales respondan a una ley federal.

Indicó que es necesario consolidar un sistema nacional que aglutine a los tribunales electorales en una sola ley y que no estén sujetos a presiones e intereses locales, como sucedió con el fallo del órgano jurisdiccional de Veracruz.

Madero reconoció que preocupa la actuación de la Sala Regional Veracruz del Tribunal Electoral federal, y que no comparten algunas de sus decisiones, “porque hizo una intervención directa en la vida interna de nuestros partidos”.

Reiteró que de ahí que una de las propuestas incluidas en el Pacto por México es la construcción de un instituto nacional electoral y también la consolidación de un sistema nacional que aglutine a los tribunales electorales en una sola ley.

“Creemos que la única solución de fondo y de raíz es la reforma próxima al IFE para que se convierta en instituto nacional electoral, lo que representaría un ahorro presupuestal enorme porque ahorita se duplica todo”.

Agregó que cada vez se justifica menos que haya 32 institutos electorales estatales, porque son concurrentes la mayoría de las elecciones y cuando no tienen trabajo unos, pues se puede aprovechar para hacer un uso óptimo de los recursos.

Lo más importante es que obedezcan a una ley federal y no tanto que sean sujetos a los controles e intereses estatales, lo cual “hemos combatido en el pasado y no cejaremos hasta que lo logremos con un nuevo instituto nacional electoral”, sostuvo.

La propuesta de crear un instituto nacional electoral está calendarizada en el Pacto por México para iniciar el segundo semestre de este año.

“La ventana que ahorita se abre es que en octubre se renuevan cuatro consejeros del IFE, y hoy tenemos la renuncia voluntaria de uno más, de tal manera que ya tendríamos la necesidad de que la Cámara de Diputados sustituya a cinco de los nueve miembros del Consejo General”. Subrayó que esto abre la oportunidad para revisar si es el momento propicio para hacer el planteamiento de que no se nombre sólo ya en términos del IFE, sino del nuevo instituto nacional electoral, lo cual “se verá a partir del segundo semestre, ya más cercano al mes de octubre”.

TELÓN DE FONDO

Una historia de autonomía


En 1990, como resultado de las reformas realizadas a la Constitución en materia electoral, el Congreso de la Unión expidió el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe) y ordena la creación del Instituto Federal Electoral (IFE), a fin de contar con una institución imparcial que dé certeza, transparencia y legalidad a las elecciones federales.

Sin embargo, a pesar de tener personalidad jurídica y patrimonio propios, el organismo se encontraba a la sombra de los poderes Ejecutivo y Legislativo.

Mediante la reforma al Cofipe aprobada en 1993, el Poder Legislativo de la Unión otorgó al IFE ciertas facultades que lo fueron despartidizando y convirtiendo en un organismo ciudadano.

La reforma electoral aprobada en 1994 instituyó la figura de “Consejeros Ciudadanos”.

Por su parte, los partidos políticos conservaron un representante con voz, pero sin voto en las decisiones del Consejo General.

En 1996, el Congreso de la Unión realizó una nueva reforma electoral al aprobar la modificación del artículo 41 constitucional, así como un nuevo COFIPE. Con esto se reforzó la autonomía e independencia del IFE al desligar por completo al Poder Ejecutivo de su integración y se reservó el voto dentro de los órganos de dirección para los consejeros ciudadanos. Convirtiéndose así en un órgano electoral autónomo, hasta hoy.

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