México
Probabilidades del Melate o Me-urge
La fantasía de sacarse la lotería es algo superior a cualquier argumento racional. Más todavía, si se trata del Melate —que para algunos se ha convertido en Me-urge
Las magnitudes que ofrecen como premio son fuera de serie: 564 millones el miércoles pasado, por ejemplo, y eso lo empiezo a repartir tomando varias decisiones inversamente proporcionales a la realidad: hago y deshago cantidades nunca antes vistas, primero entre la familia y luego mejor compro un departamento en Nueva York con una vista parecida la que tenía Linus Larrabee desde su oficina, viendo el muelle donde atracaba el trasatlántico de la French Line, y desde ahí escuchar las sirenas cuando van o vienen rumbo a París, como las escuchó con Sabrina cuando estuvo a su lado; luego, un piso en Southwark, Londres, con vista al Támesis, cerca del Modern Tate y El Globo, y así sigo gastando o invirtiendo hasta el agotamiento.
Mejor enfrentar la realidad —me dije— y saber cuáles son las probabilidades matemáticas de ganarlo. Le pedí a María Trigueros, amiga y maestra de matemáticas de primera magnitud, que me ayudara a calcular las probabilidades de sacarse el premio del Melate atinándole a los seis números del 1 al 56. Se llama análisis combinatorio y la ecuación es la siguiente: 56! / 6!*(56-6)! es decir, factorial de 56 (56*55*54*53 ... *3*2*1), entre factorial de 6 (6*5*4*3*2*1) por el factorial de (56-6, es decir de 50).
Calculo todo esto en Excel y me da 32’468,436, una cantidad millonaria. Para saber las probabilidades matemáticas de sacarme el premio mayor con un boleto, divido 1 entre los 32’468,436 y me da 0.000000030799143 un número de la familia fraccionaria primo hermano del cero.
Cuando le explico esto a mi mujer, me escucha y me contesta sin dudarlo un momento: “Está bien, Martín, entiendo que es casi imposible... pero, ¡alguien se lo ha sacado!, ¿o no?” —y, con esto, recibo un knock out técnico, le doy delete a los cálculos que hice y salgo a comprar otro Melate con mis 20 pesos.
A mi regreso a mi casa, caminando por la calle empedrada de Tlalpan, donde vivo, pienso en la próxima temporada del Metropolitan Opera House y en las funciones de El Globo y, sin más me digo: “Total... soñar, casi no cuesta nada”.
Síguenos en