México

Prisas y lágrimas...

Nuestro Presidente Calderón siente que día que pasa no vuelve y el que viene, quién sabe cómo llegará

Mi Presidente Calderón lo ha dicho: “Tengo prisa…”

Prisa, que sí, cuando al transcurrir del tiempo; del inexorable tiempo; meditando, reflexionando y, lo más importante, determinando, la labor colosal que a cuestas se echó desde el inicio de su gestión de hacerle frente a la delincuencia organizada a costa de lo que fuere, en el reconocimiento desde el principio de que costaría sangre, mucha sangre; con muertes, muchas muertes, y dolor, mucho dolor, dentro de su sexenio presidencial, ahora, a dos años por terminar, reconociendo que en el último el peso del mando se deprime cuando las líneas del Gobierno por venir se perfilan ya, se siente una premura con un cariz de agobio por lo conseguido, que ha sido mucho, pero también por lo que no se ha logrado que es, a no dudar, mucho también…

El angustiante reto hecho por Felipe Calderón en el que, como en repetidas ocasiones motiva a que la guerra emprendida vale la pena y, fundamental la exigencia de que debemos involucrarnos todos, refiere a que la construcción del México que la mayoría queremos sería tan costosa como prolongada y difícil, ante la realidad actual, cruda, severa y dura por donde mirarse se quiera, hace fijar la vista en las carencias que más perjudican que ayudan en esta guerra descarnada y cruel como son las palpables deficiencias en los poderes Legislativo y Judicial.

Carencias que han ido en un nivel político personal y partidista anteponiendo los intereses de partidos y personas a los de la ciudadanía, como las deficiencias en la aplicación de leyes vulnerablemente débiles por jueces tan corruptos como ineptos, que han dado libertades a malhechores capturados ya y que, como el Presidente Calderón lo señaló, los han soltado con argucias interpretativas en perjuicio, seguro, de los ciudadanos que vuelven a quedar inermes, indefensos y, lo más grave, descreídos y sin la más mínima de las confianzas en las autoridades. Así…

Así, nuestro Presidente Calderón siente que día que pasa no vuelve y el que viene, quién sabe cómo llegará…

Siente, sí, que se le está yendo el tiempo y por ende, en su transcurrir, le va quedando menos. Y con menos también tendrá menor para disponer en su determinante acción de guerra.

Esto, amable lector que me sigue, angustia… Agobia… Hasta desespera a los mexicanos todos de todo el país y, como el Presidente mismo reconoce, ha tenido, tiene y tendrá que sacarse pedrugones de sus zapatos, —que es la corrupción en las dependencias que debiendo combatir al crimen, lo protegen—, a fin de poder avanzar.

Y…  PENSÁNDOLO BIEN.

Y…  PENSÁNDOLO BIEN, si bien “Juncal”, un torero de novela retirado y golfo pero con filosofía que sentenciaba el valor del torear lento y despacio, diciendo que “las prisas son para los delincuentes y los malos toreros…”.

También va que “las prisas, no son buenas… Hacen daño dando penas y… Y se acaba por llorar…”.
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