México

Preguntas para el Conaculta

La segunda Encuesta Nacional de Hábitos, Prácticas y Consumo Culturales, señala que a los mexicanos no nos interesa la cultura

La segunda Encuesta Nacional de Hábitos, Prácticas y Consumo Culturales, señala que a los mexicanos no nos interesa la cultura. Eso es lo que dicen las 207 láminas de PowerPoint que la empresa encuestadora entregó al Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), particularmente dos  de ellas destinadas a explicitar la metodología.

Como mencionaba en la entrega anterior, no explican el porqué dejaron fuera a las denominadas industrias culturales; tampoco por qué nos comparan con Francia, España y UK (United Kingdom, como dice la encuesta). O qué quisieron demostrar con preguntas como ¿Podría decirme, 2 palabras que asocie o relacione con la palabra cultura? Cuya gráfica tiene en las categorías “Otros” y “No contesta” los valores más altos (19% y 11%, respectivamente).

Y qué decir de ésta ¿Qué tan interesado está por lo que pasa en la cultura o en las actividades culturales? ¿Qué esperan determinar con esas preguntas?

Pero existen otras preguntas para la titular del Conaculta, por ejemplo, por qué si se tiene ya un acercamiento estratégico con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), no se encargó a esta institución, con la que, a decir de Consuelo Sáizar, se ha logrado establecer la tan esperada cuenta satélite de cultura: “Para tener datos más precisos y saber en dónde y en qué vamos a invertir y cómo está sirviendo la inversión”, no se encargó a ellos la encuesta. ¿Por qué no a la misma Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) que fue además la institución que corrió la primera encuesta en 2003?

¿Por qué no al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt)? ¿Por qué no a IBOPE. ¿Por qué una empresa (Experts on Social Reporting, Dafoe) que nunca ha realizado un estudio de esta naturaleza? Quizá porque el dueño de Defoe, Rafael Giménez Valdés, ex director general de Investigación y Análisis Estratégico en Los Pinos, es actualmente coordinador de Opinión Pública de la Presidencia.

Lo que debió de valorar en todo caso el Conaculta es si el equipo de trabajo de dicha empresa es más calificado y experimentado que todas las instituciones antes mencionadas.

Por el momento sólo sabemos que más caro sí es, pues comienzan a circular documentos que comprueban que los siete millones y medio que cobró rebasan los presupuestos presentados en su momento por instituciones calificadas.

Si esto es verdad, la tan proclamada austeridad en el Conaculta pregonada por su titular, se va al caño una vez más.

Digo una vez más, porque los pagos indebidos a ex funcionarios del Consejo, producto de un acuerdo entre el Conaculta y el Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje que en su momento ella misma denunció, no sin antes hacer uso de éste, suma de 2006 a 2010, más de ocho millones de pesos.
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