México
Política y periodismo
En México, dado que nacimos intolerantes, poco aceptamos que alguien opine de manera diferente
En México, dado que nacimos intolerantes, poco aceptamos que alguien opine de manera diferente; que se nos critique, en el entendido que no sabemos criticar, sino más bien destruir, ya que dentro de nuestras peroratas no aportamos propuestas para resolver las cuestiones que estamos planteando, por ello, pocos acuerdos logramos.
De igual forma, tenemos complejos de inferioridad y nuestras opiniones no siempre están sustentadas en conocimientos científicos, sino en “chismes”, “rumores” o en noticias que se reciben en ocasiones con el ánimo de injuriar, calumniar o difamar, de ahí que las cuestiones que se deben discutir en público y de manera objetiva, se han personalizado y se convierten en problemas particulares cuando son cuestiones que debemos debatir en la República, con apertura, tolerancia, respeto y sobre todo, con el ánimo de resolver las necesidades y los problemas del país.
Un buen ejemplo de lo anterior es lo que la misma prensa ha calificado como “campañas negras”, que es propaganda en contra de la Constitución y de las leyes en México; sin embargo, se publica, si lo anterior lo aplicamos al narcotráfico, pederastia, contrabando de órganos, redes de prostitución u otro tipo de problemas sociales, entonces, los aludidos, que viven al margen del Estado de Derecho, poco o nada les importan los valores, principios e intereses de la sociedad o de nuestro país y hacen justicia por su propia mano.
Así, podríamos entender un poco mejor, porqué México es un país líder en que se prive de la vida a muchos periodistas.
Estamos a favor de la vida, del respeto, de las opiniones y de resolver los problemas o diferencias a través del diálogo tolerante, que nos escuchemos, platiquemos, nos conozcamos y podamos comprendernos para que podamos construir la conciencia particular y la social que el día de hoy no tenemos; cada uno jugamos al “yo, yo y yo”, es decir al “yoyo” y no pensamos en los demás.
Es de todos
La opinión pública se construye con las opiniones de todos y si cada quien opina y habla con respeto de las necesidades y problemas del país; podemos empezar a entendernos, para entonces comprendernos y entre todos construir la República, que buena falta hace.
Así, las ideas de todos y el compartirlas, nos puede fortalecer como país, que es una empresa común y por tanto, de todos; entonces, todos debemos cuidar al país, que es protegernos a nosotros mismos, lo cual no hemos hecho.
La labor del periodista, que es decir la verdad, es un imperativo categórico para la República; por ello, es una labor suprema, importante, trascendente, que debemos preservar y cuidar entre todos.
Ya desde Grecia, en la plaza pública, se discutían los problemas de la “polis” o de la ciudad; en la Revolución Francesa, 1789, se señalaba que las cuentas públicas debían ser conocidas por todos los que pagan impuestos, lo cual suena lógico, congruente y armónico con el Estado de Derecho y con una República que se construye con las aportaciones económicas de todos.
Entonces, los que laboran en el periodismo y en la formación de la opinión pública de la República, tienen en sus manos muchísimo poder, el de influir en la ciudadanía y en las personas, labor que se debe realizar con mucho amor, conocimiento, comprensión y vocación por servir a la verdad en beneficio de todos.
Por ello, debemos seguir rescatando a los grandes “Mercurio”, comunicadores, informadores, creadores de conciencia y demás personas ocupadas y preocupadas por tan alta profesión y no permitir que algunas personas con intereses contrarios a la mayoría, cercenen sus lenguas, aplasten sus plumas, hagan añicos sus computadoras o destruyan su importantísima labor, porque entonces, estaremos más aprisionados y más desorganizados como sociedad.
Un equipo de todos
Necesitamos una comunicación que nos integre, nos identifique, nos haga entender que somos una “sociedad”, o sea, “socios”, amigos, fundadores de causas comunes, que entendamos que los problemas de uno son los de todos y entre todos los resolvamos o tratemos de superarlos, pero en equipo, como debemos de jugar en México y en el planeta.
Un buen inicio de las relaciones amistosas y en beneficio de la República entre la noble y bella labor periodística es seguir la sabiduría de la Constitución de México, la cual señala que cada persona es libre de pensar las ideas que más le convengan y que las puede publicar, pero respetando la moral, el orden y la paz públicas así como los derechos de terceros y que no se cometa ningún delito.
A partir de dicha premisa, todos seguiremos defendiendo la importantísima tarea de la opinión pública; seremos más los defensores de dichos valores y entonces obtendremos el triunfo, como siempre ha triunfado la verdad sobre las mentiras y los líderes sobre los demagogos y las causas de la República sobre las élites mezquinas.
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