México

Política y educación

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El gran Platón, comentó en “La República o de lo Justo”, cómo debía ser un gobernante y señalaba que los mejores dirigentes no nacían, que era menester hacerlos, formarlos y realizar los procesos sociales, a partir del Estado para crear las clases dirigentes, que de preferencia, fueran aristócratas intelectuales.

Después, el excelso Aristóteles, señaló, siguiendo a Platón, en su obra “Política”, que existían formas de gobierno que miraban hacia el bienestar general y otras cuyos dirigentes administraban la República para su beneficio, por tanto, eran demagogos, tiranos u oligarcas.

Por tanto, quienes gobiernan para toda la raza, “polis” o ciudad, son los buenos líderes positivos, pero, señalaba el griego, que dichos dirigentes, para poder señalar que tenían tal calidad, debían preocuparse y ocuparse de satisfacer las necesidades de la raza; de manera especial, del alimento, la vivienda y vestido y las cuestiones del “espíritu” o “psique”, que se refieren a la educación y cultura.

Así, las grandes naciones del planeta, se han edificado sobre los procesos de enseñanza, aprendizaje en cuanto a valores, principios, intereses propios, conocimientos, tradiciones, y en general las experiencias acumuladas preservadas en sus acervos históricos o científicos y se van transmitiendo y perfeccionando de generación en generación.

De ahí que el día de hoy podamos apreciar los portentos de las pirámides de Teotihuacan, de Chichen Itzá o las aportaciones de los toltecas, zapotecas y demás comunidades antiguas de México así como la Gran Muralla China, las pirámides de Egipto y demás maravillas que han sido construidas por grandes culturas.

Para concebir porqué se realizaron dichas construcciones, es evidente que dichas agrupaciones humanas, tenían una organización política y social, un proyecto propio y sobre sus valores e intereses, edificaron lo que para ellos constituyó lo más valioso y así lo hicieron.

Para ello, además de contar con grandes líderes, tuvieron que compartir dichos ideales con su pueblo y “socializar” dichas ideas con la masa, para moverla en un determinado sentido; lo mismo que las clases dirigentes, las cuales había que cultivar en una determinada dirección.

Este proceso se llama educación, la educación es un fenómeno social de transmisión de conocimientos, valores, habilidades, prácticas y todo un bagaje cultural dentro de un contexto histórico determinado que se pretende inculcar al educando para desarrollar, de manera armónica e integral todas sus facultades y poder proyectar los ideales de dichas agrupaciones humanas a las nuevas generaciones.

En México, con los aztecas, la educación era para todos, sea en el “Calmecac” o en el “Tellpochacalli”; en el primero acudían las clases poderosas y en el segundo todos los hijos del pueblo.

Cuando se realizó la Conquista de México, la educación era para unos cuantos, existía el monopolio educativo y de manera especial, para los españoles y criollos y sólo para los varones, lo cual duró más de 300 años.

Lo anterior, en virtud a que en el siglo XIX, la educación se interrumpió por las constantes guerras y pocos centros educativos pudieron formar a personas y ciudadanos; por tanto, fueron muy pocos los mexicanos ilustrados durante el siglo XIX y el inicio del XX, apenas se acaba de celebrar la primer centuria de la UNAM y la Universidad de Guadalajara se refundó apenas el 12 de octubre de 1925, estamos a pocos días de su celebración.

Los ideales de José María Valentín Gómez Farías y de Pablo Benito Juárez García eran los de lograr la separación del Estado en cuanto a la educación laica o ajena a cualquier dogma religioso, lo cual no se ha logrado hasta la fecha en los términos de libertad de cultos, de ciencia, tecnología y sobre todo, de educación.

Después, con el advenimiento de la Revolución Mexicana de 1910, los ideales eran que desapareciera el monopolio educativo y que el Estado atendiera todas las demandas de educación en el país, desde la básica hasta la superior.

Dichas metas, en los contextos del Bicentenario por las luchas para la Independencia de México, los 150 años de separar al Estado Mexicanos de las Iglesias y del Centenario de la Revolución, cuyos propósitos son de democracia y justicia social.

Todos estos ideales no los lograremos jamás si no tenemos un proyecto común, políticos con ideales y un pueblo que los asuma, lo cual, sólo se podrá lograr con un proceso social y educativo que nos involucre a todos, para que los mexicanos nos podamos ver como hermanos, con aspiraciones comunes, identidad afín y poder lograr trabajar en equipo; así, no podemos ni debemos escatimar los gastos en educación que es uno de los primeros fines de todo buen gobierno.
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