México
Policía lesionado en explosión de Cuajimalpa tendrá larga recuperación
El elemento ayudó al menos a 10 personas a salir, es uno de los 10 heridos más graves tras el accidente
Hoy, es uno de los 10 heridos más graves tras la explosión del jueves pasado en el Hospital Materno Infantil de Cuajimalpa.
Con quemaduras de tercer grado en la mayor parte del cuerpo y traumatismo craneoencefálico, se encuentra sedado en una cama del Instituto Nacional de Rehabilitación (INR).
La madrugada del jueves pasado, Liborio, de 56 años, salió de su casa en Chimalhuacán para trasladarse hasta Cuajimalpa a su trabajo como vigilante del acceso principal del Hospital Materno Infantil.
A las 7:00 horas, estaba por hacer el relevo de su compañero, pero al percibir el intenso olor a gas, salió del área de vestidores y sin terminar de ponerse el uniforme, se acercó a la puerta para ver qué pasaba.
Al darse cuenta de la fuga, ayudó al menos a 10 personas a salir. Cuando apresuraba a otro grupo para abandonar el inmueble, fue alcanzado por el estruendo que hoy lo tiene al borde de la muerte.
Sin identificación. Debido a que no vestía su camisola y había dejado sus identificaciones en su locker, cuando lo encontraron inconsciente entre los escombros no supieron quién era. En calidad de desconocido lo llevaron al Hospital ABC de Santa Fe.
Su hija, Cecilia Vélez, quien también es policía de la Secretaría de Seguridad Pública del DF, llegó horas después a buscarlo, pero Liborio no aparecía en las listas de heridos.
Un inspector de la SSP que llegó antes que ella le dijo que había un hombre de unos 50 años en el ABC y que podría ser su padre. Solicitó a los uniformados que estaban en aquel hospital que le enviaran una foto de ese herido y al mostrársela a Cecilia, lo reconoció como su padre.
La Espera
Liborio nació en Puebla el 23 de julio de 1958, sólo estudió hasta la secundaria y desde 1985 forma parte de las filas de la policía capitalina.
En su expediente se puede observar una trayectoria limpia. Sólo acumula cinco faltas por licencia médica y tres arrestos
por cuestiones administrativas.
Ahora sus familiares sólo esperan tenerlo de vuelta en casa. A pesar de su gravedad, el Director Quirúrgico del Instituto Nacional de Rehabilitación, Juan Antonio Marín Aveita, considera que en dos o tres semanas podrían dejar de sedarlo para iniciar una larga rehabilitación.
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