México
Pausa
Me toca hacer una pausa y dejar descansar por un rato a los lectores que amablemente han seguido estos pergeños
Dicen los estudiosos del periodismo que las páginas editoriales son de bajísima lectura y, si eso es cierto, seguramente me cuento entre quienes son leídos todavía menos. Pero, por fortuna, nunca ha faltado algún lector despistado que se topa con algún texto de mi autoría y tiene la valentía de leerlo completo; y uno que otro ha llegado al acto casi heroico de dedicar un rato de su tiempo a escribir algún comentario sobre lo que aquí se ha escrito, o ha tenido la gentileza de simplemente hacer llegar una felicitación o un regaño por el sentido de la opinión vertida.
En la interlocución con los destinatarios de los artículos en los que uno arriesga una opinión, un dato, un juicio de valor, un pronóstico, está uno de los hechos más gratificantes que tiene este oficio, cuando se ejerce, además del reporteo y la búsqueda de información, la tarea de fijar una posición a partir de lo que uno sabe, pero sobre todo de lo que uno es.
Sacando cuentas, en estos centenares de artículos han desfilado como protagonistas, por sus dichos y sus hechos, por sus acciones y omisiones, por sus aciertos y sus yerros, seis presidentes de la República, siete gobernadores (dos más si contamos sustitutos de fin de sexenio), un buen número de alcaldes, secretarios, líderes empresariales y sindicales, y uno que otro pastor religioso.
Ha habido también reflexiones del acontecer cotidiano desde una perspectiva ciudadana, lo que a los tapatíos de a pie nos aqueja, nos duele, nos conmueve, nos emociona. Y semblanzas póstumas de personajes cercanos, muchos de ellos que han compartido las tareas periodísticas en algún lapso de los últimos 31 años. Uno de ellos, cómplice de estas andanzas que en no pocas ocasiones alentó la persistencia en esta terquedad de pergeñar algo, algunas palabras, ideas, ocurrencias: Don Víctor Hugo Lomelí, laguense de cepa que durante muchos años llevó, con atingencia y finura, la confección de las páginas editoriales de esta casa.
Me toca hacer una pausa y dejar descansar por un rato a los lectores que amablemente han seguido estos pergeños. Si Dios lo permite, y con la sapiencia de los médicos que tan bien me han tratado, pronto estaremos de regreso a seguir abusando de la hospitalidad de Carlos, nuestro director, y de ustedes, los lectores. El correo electrónico sigue abierto y dispuesto a recibir sus comentarios: vwario@hotmail.com.
¡Hasta pronto!
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