México
PRI-Sinaloa; manual de la derrota
En el PRI de Paredes, Peña y Beltrones nadie lo entendió. Parece que en el PRI de Malova sí
Que el gobernador Aguilar Padilla creyera que el triunfo total del PRI en 2009 era producto de sus habilidades. Que por esa razón creyera que podía designar a su heredero y, con ello, ignorar los liderazgos locales. Que se haya empeñado en heredar el gobierno a su compadre y socio Jesús Vizcarra, y —lo más grave— que haya ofendido a toda una sociedad agraviada por la violencia y el narcotráfico, al imponer como sucesor no sólo a su compadre, socio y amigo, sino presunto socio de narcotraficantes.
Que los dueños del PRI —Paredes, Peña y Beltrones— hayan avalado la candidatura de Jesús Vizcarra —sin un control de daños por sus vínculos con las mafias—; que no hayan sido capaces de poner límite al derroche inmoral y ofensivo de recursos, y menos advertido del gravísimo peligro de estimular una campaña del miedo, en una sociedad que lleva el miedo en la genética. Que nadie haya entendido que las visitas de Peña Nieto a Sinaloa abonaron la sensación de “mano negra”.
Que ninguno de los “demócratas” del PRI haya entendido que resulta letal la combinación entre los ríos de dinero que ofenden, las trampas para manejar como títere a un Instituto Electoral local que —de manera ilegal quitó a López Valdez el uso electoral de su acrónimo Malova— prohibió un debate público y con todos los medios, pero aceptó un inmoral debate privado. Y claro, que solape el derroche de dinero.
Que nadie le haya dicho a Vizcarra que sólo los narcos amenazan —como él lo hizo— a la prensa y a los que piensan diferente; que nadie en México, y menos un político que aspira a gobernar Sinaloa, puede decir que es un mito la violencia criminal. Y que nadie en su sano juicio —y en una campaña como la de Sinaloa— puede ignorar la golpiza que encapuchados le dieron a un hijo de Malova, la muerte de políticos disidentes de Vizcarra y, sobre todo, que en Sinaloa claman por un cambio.
En el PRI de Paredes, Peña y Beltrones nadie lo entendió. Parece que en el PRI de Malova sí. Sólo falta conocer cómo le arrebatarán el triunfo al PRI vestido de azul y amarillo. Porque es la guerra.
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