México

Obama: ecos de lluvia fresca

Tren Parlamentario por Vicente BELLO

Quienes controlan el Congreso de la Unión —los coordinadores de bancadas de las dos cámaras federales— se han reunido ayer para airear sus respectivas agendas legislativas. El tema de la seguridad se colocó en el primer sitio, y de allí ha surgido la posibilidad de que entrando el periodo de febrero sea concluido el proceso legislativo de leyes dedicadas a reforzar el combate de delitos como el secuestro y el narcotráfico.
Decían haberse reunido en un cónclave, pero por lo encerrado como lo hicieron más pareció un conciliábulo, desde donde de reojo estuvieron al pendiente de la reunión que sostuvieron en Washington Felipe Calderón y el próximo presidente estadounidense, Barack Obama.

Entre los líderes institucionales del Poder Legislativo causaron un gran revuelo las declaraciones que hizo el futuro primer mandatario norteamericano, quien se comprometió a promover la revisión del Tratado de Libre Comercio (TLC) firmado entre Canadá, México y Estados Unidos.

Obama, a contrapelo de lo que ha declarado Felipe Calderón, ha dicho que es necesario revisar el TLC, sobre todo en los aspectos laborales.

Con la defensa de los intereses de los sindicatos estadounidenses, Obama de paso también se ha hecho eco de una vieja demanda de la oposición mexicana, de revisar el TLC para incluir aquel gran capítulo que —para los intereses mexicanos— Carlos Salinas dejó arrumbado a la vera de la negociación: el laboral.

Para los legisladores mexicanos ayer tampoco pasó desapercibida la promesa de Obama de poner especial atención a la industria bélica, cuyas armerías surten al crimen organizado en México, 80 de cada 100 armas.
La reunión de los coordinadores gravitó, indefectiblemente, en torno de Manlio Fabio Beltrones. Fue él quien hizo mención de la posible aceleración de la aprobación de una ley contra el secuestro.

Otro tema fundamental, del que han hablado por más de dos horas, fue el económico y financiero.
Gente de partidos como el del Trabajo (PT) y Convergencia (PC) han repasado con su quilla sobre el mismo surco: en el Plan Anticrisis que planteó Felipe Calderón, debe incluirse la reducción del gasto corriente del Gobierno federal, mediante la disminución de los sueldos de los funcionarios federales. Emilio Gamboa, en su momento, volvió a desestimar el planteamiento: no ayuda de mucho, decía. Y ha sido una respuesta bastante parecida a la que suelen exclamar los panistas y pvemistas.

Nadie ayer, por ejemplo, quiso o supo explicar cómo es que el titular de la Secretaría General de la Cámara de Diputados tenga un sueldo que, con prestaciones, sea incluso superior al del Presidente de la República.
Son parte de las contradicciones del Congreso. Un Congreso que ayer, en voz de sus coordinadores, ha llamado a Guillermo Ortiz, gobernador del Banco de México, para que explique cómo le va a hacer para atender su encomienda constitucional, al tiempo que deberá también atender la presidencia del Bank For Internacional Settlements.

Otra vez la voz cantante de Beltrones, diciendo que tiene que decir cómo compartirá su tiempo entre aquel banco extranjero y el banco central de México.

Ayer mismo, de esa reunión celebrada en el Club de Banqueros cobró fuerza la versión de que Ortiz será relevado, en los hechos por un subgobernador, cuyo nombramiento ocurrirá en los próximos días.
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