México
Nuevos ministros de la SCJN asumen sus cargos
Alberto Gelacio Pérez Dayán y Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena inician su periodo de 15 años como jueces constitucionales
Acompañados de sus familias, ambos ocuparon sus asientos en la primera fila del salón de plenos hasta que el momento en que el ministro presidente de la Corte, Juan Silva Meza, les impuso a ambos la toga magisterial y les entregó sus credenciales y distintivos.
Correspondió al ministro Luis María Aguilar dar la bienvenida a la Corte, en primer término, a su colega y amigo de hace varios años, Alberto Gelacio Pérez Dayán, a quien definió como un jurista interesado e inquieto, con ideas interesantes, dispuesto a escuchar y a convencer, pero también a ceder a crear y a construir.
“Su generosidad, su afable carácter, su ánimo positivo y progresista lo ubican ya como uno de los miembros más entrañables de esta Corte” dijo.
Entre remembranzas de la infancia, adolescencia y juventud del nuevo ministro, Aguilar describió la trayectoria de su colega y felicitó a los padres del nuevo ministro, presentes en la sesión; elogió su calidad humana que, aseguró, supieron inculcarle a su hijo.
Destacó que don Gelacio Pérez Huerta, réferi profesional, se ha desempeñado también como juez “y en las más difíciles condiciones, como son las de las peleas de box en el ring”: “Un hombre de gran fortaleza física y espiritual que sabe que es el esfuerzo y el trabajo los que dan los mejores frutos, conoce hasta dónde hay que permitir que continúe el enfrentamiento, la controversia y en esto también sin duda adiestró a su hijo”, dijo, recordando que el nuevo ministro compartió en los 90 la profesión de su padre, interviniendo como juez en algunas peleas de box.
“Doña Victoria Dayán, le infundió el sentido humanista, el respeto por los demás, la conciencia de la convivencia, que solo se logra en un ambiente de cordialidad y amistad” afirmó Aguilar, quien también tuvo palabras cariñosas y de reconocimiento para la esposa de Pérez Dayán, Débora, y su hijo Alberto.
El ministro también hizo una reflexión sobre el segundo nombre de su nuevo colega.
“Gelacio, como la prensa se empeñó en señalar”, dijo, tiene dos significados, el literal, que quiere decir, risueño; y el metafórico, que alude al que siempre es positivo, alegre, vivaz, dichoso, que irradia equilibrio y armonía, “no en vano los antiguos griegos consideraron que el dios de la alegría era Gelacio”.
Qué mejor que en un órgano colegiado como es este tribunal constitucional tengamos entre nosotros no solo a quien reúne esas cualidades sino que lo hace con un gran sentido de conciliación y tacto de conocimiento y con gran experiencia en la difícil responsabilidad de juzgar”, sostuvo.
Emocionado por la recepción, Pérez Dayán agradeció a su amigo por los recuerdos y reiteró sus posturas sobre la función y los retos de la Corte, en el contexto de aplicación de las reformas constitucionales y derechos humanos del año pasado, que dijo, debe ser la de privilegiar un esquema más amplio en la protección de los derechos humanos sin menoscabo de la seguridad jurídica.
“La tarea jurisdiccional del tribunal constitucional de México no puede diseñarse al margen de las graves condiciones a las que se enfrenta nuestro sistema de justicia, soslayando la amenaza constante que el fenómeno de la ilegalidad representa para el desarrollo y la prosperidad de nuestro país”, por lo que el balance entre la fuerza legítima y el orden jurídico en esta prioridad es irrenunciable, dijo.
Sostuvo que una Corte fuerte debe ser una Corte prudente y responsable y destacó que hoy se percibe en la realidad jurídica mexicana un tribunal constitucional visionario y progresista en la defensa de los derechos humanos y detalló sus compromisos en el nuevo encargo.
“Como juzgador, ofrecí ser un juez con visión de Estado, que entienda la realidad de nuestro país, que busque la justicia por sobre todas las circunstancias, que genere equilibrio y aporte criterios que fortalezcan las políticas públicas, me comprometí a velar por esos principios y objetivos. Son y serán mi convicción y tarea, mi compromiso con nuestro país”, expuso.
El nuevo ministro también se dio oportunidad para hacer una broma, a propósito de los nombres poco comunes, relatando la historia de un joven solicitante de empleo.
“Cuando le preguntaron cuál era su nombre contestó con sobrada inocencia, ‘mire usted señorita en el acta de nacimiento me pusieron Tereso, mi mamá dice que me llamó José Tereso de Jesús, pero todos me dicen Oye…! Así que usted puede llamarme como quiera’. A mi también queridos amigos, pueden llamarme como quieran”, dijo con una sonrisa.
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