México
Nos vemos a la salida
Ni Andrés Manuel ni Calderón, sobre todo por las declaraciones del Presidente, acabaron por entender la democracia
López Obrador trató de dar cachetada con guante blanco. Dijo que a pesar de los 30 mil muertos no diría algo así de Calderón. Quizá no hay necesidad de que diga lo que piensa después de lo que ha dicho a lo largo de estos años. Calderón se equivoca. No cabe señalar a un candidato a la Presidencia como “un peligro”.
No tiene sentido, porque el tabasqueño participaba en las elecciones con las reglas de las elecciones. Que haya cometido errores, excesos, que haya utilizado un discurso duro que a algunos no les gusta, no lo hace “un peligro”. Es evidente que los problemas derivados de las elecciones tiene precisamente a estos personajes como eje.
Ni Andrés Manuel ni Calderón, sobre todo por las declaraciones del Presidente, acabaron por entender la democracia. Uno se siente defraudado del uso que se hizo de ella y el otro llegó, a pesar de haber llegado al poder con sus votos y con la ayuda de Vicente Fox. Gobierna abrumado por sus fantasmas que cuestionan la legitimidad de su triunfo. En estos cuatro años, la vida del país se ha visto severamente afectada precisamente por la forma en que han actuado Calderón y López Obrador.
Al entrar en el último tercio de su gobierno, Calderón entra en una de sus facetas que mejor le salen: ser militante y activista. Andrés Manuel, a sabiendas de los tiempos políticos por venir, ha arreciado sus ataques a la dirección del PRD. No se trata sólo de su oposición a las alianzas, aunque su criterio sobre el tema sea confuso (Oaxaca sí, Estado de México no). Su oposición es directa con los Chuchos; quiere que se vayan pero ya. El PRD es como la Selección Nacional: una cosa es lo que queremos ver y otra cosa es lo que es. El PAN no ha sabido ser partido en el poder. Uno y otro con sus respectivos caciques se andan dando un entre más en el callejón de la vuelta de la escuela, como en la secun.
¡OOOUUCHCHCH! El fenómeno está presentándose en diversas ciudades: jóvenes secuestrados de los cuales no se vuelve a saber nada. Algunos padres de familia nos aseguran que es probable que se los lleve la delincuencia organizada para que trabajen para ellos. No descartan que el secuestro de los 20 michoacanos en Acapulco pueda tener que ver con ello.
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