México

Ni cómo ayudarte Alonso

Yo no sé qué impactó más, la frase en sí o que el mismísimo secretario federal de Educación, lo dijera

Aunque muchos piensen que existen personas que nada más están destacando el lado obscuro de las personas, esta semana el secretario de Educación Alonso Lujambio, destacó por ese lado sedicioso del que no se escapa ningún político. Han sido las frases las que marcan – a veces para siempre- a los que se dicen servidores públicos, e intentar borrarlas de la memoria colectiva es un asunto prácticamente imposible.

Sin decir “agua va” y evidenciando la ausencia de prudencia o de su asesor en comunicación, se le ocurrió la puntada de hablar sobre las telenovelas como un “instrumento poderoso” para abatir el rezago educativo y el analfabetismo, toda vez que –aquí va la frase- “la caja tonta puede ser la más lista”.

Yo no sé qué impactó más, la frase en sí o que el mismísimo secretario federal de Educación, lo dijera. Si lo hubiera mencionado algún otro secretario, pudieras pensar, “bueno, la ignorancia le ganó”, pero que lo diga el referente y ejemplo de lo que sucede en un tema tan sensible como es la educación en México, es simplemente absurdo.

Hace un par de semanas Lujambio estuvo en Guadalajara en un acto más parecido a su contacto previo como presidenciable, que a la comisión encargada por el Presidente Felipe Calderón, ésa de mandar a sus secretarios a diferentes zonas del país para hablar de los resultados y retos de su gobierno.

En la comida privada que tuvo con los medios de comunicación el secretario “telenovelero” habló de muchos temas, entre ellos, el problema de la educación básica que no es por la calidad, sino por la cobertura y del fenómeno que detectaron en Ciudad Guzmán, en donde los niños terminan la primaria para irse directo a trabajar con el fin de ayudar a sus padres, sin concluir sus estudios. Conmocionado estaba por eso y por los porcentajes de deserción escolar en secundaria del seis y en bachillerato de 16 por ciento.

Ahora, lo que pudo o no construir Lujambio en los últimos meses, se ve eclipsado por la simpleza de su afirmación. ¿Cuánto tiempo dejan de estudiar los niños y niñas por ver la televisión? Y parte de ese contenido que los tiene distraídos son precisamente novelas, en donde hasta hace unos años se podía tener cierto cuidado en el manejo del lenguaje e imágenes.

Hoy es muy común ver en un horario de las siete de la tarde escenas en donde la protagonista salta de cama en cama buscando quien la mantenga porque ella es pobre y quiere ser rica.

Las principales televisoras harán de todo y a costa de quien sea por mantener su cadena productiva: audiencia-raiting-ventas-dinero. Hace falta que alguien le diga al buen Alonso que no se enrede en los intereses privados (los de las televisoras) porque los suyos deben ser los intereses públicos sino, con todo respeto, un secretario tonto no necesariamente es el más listo.
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