México
Necesidad de reinventar la administración pública
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Cuando iniciamos las luchas por la Independencia, hacia 1808–1810 y se logró la firma de los Tratados de Córdova, en Veracruz, durante 1821; los españoles acordaron irse y así fue; todo el aparato político administrativo que había durante la Colonia, se marchó.
Así, cuando nos independizamos de España, la clase política mexicana emergente, no conocía de los asuntos de la AP, su preparación, en general no era buena, pocos letrados había, sin experiencia política y administrativa.
Por tanto, si analizamos la estructura política y administrativa del país desde hace 200 años, nos daremos cuenta que se trataron de copiar los modelos de la Colonia y de la Constitución de Cádiz de 1812, sobre todo, las administraciones centralistas e imperialistas que tuvimos.
Las administraciones federales, si bien es cierto que cambiaron los Estados por la Provincias o los Departamentos, lo claro es que no han logrado cambiar la cultura centralista que priva en el país, ya que desde “chilangópolis” se maneja casi todo, pero mal, con detrimento de las partes, que son las generadoras de la riqueza y del poco desarrollo de nuestro pueblo.
Otro elemento funesto que debemos agregar al poco avance de nuestra AP, es el hecho de las pugnas que tuvieron los liberales contra los conservadores, ya que la inestabilidad era mayúscula; desde 1824, cuando ingresó el primer Presidente Constitucional de la República, José Miguel Ramón Adaucto Fernández y Félix o Guadalupe Victoria, hasta el ingreso de José de la Cruz Porfirio Díaz Mori, el promedio de estancia en el poder en México era poco superior a los cinco meses.
Lo anterior significa que los gobiernos en México, desde 1808 hasta 1880, no tuvieron inestabilidad, lo cual tiene relación directa con el establecimiento forzoso de una dictadura desde 1877 hasta 1910, con el período de 1880 a 1884 que tuvo el “manco”, Manuel González, compadre de don Porfirio.
La “paz porfiriana” o el poder a la fuerza, sin cambios en la AP y en los demás poderes formales; permitió una continuidad en la explotación del pueblo, la construcción de más de 20 mil kilómetros de vías ferroviarias hacia los EUA; generación de riqueza pero para los extranjeros y con los conocimientos de Benito Pablo Juárez García y Gabino Barreda, una clase política ilustrada, poca, no numerosa, pero culta y sin experiencia política, porque Porfirio señalaba que “poca política y mucha administración, pero la política es mía”, así, no formó cuadros para la AP.
De ahí las figuras de Madero, Pino Suárez, Flores Magón, Sarabia, Luis Manuel Rojas, Jara, Múgica, Cravioto, Belisario Domínguez, Felipe Ángeles, Aquiles Serdán y demás cerebros y talentos que la dictadura y sus efectos, marginaron o mataron, por lo que no se aprovecharon en toda su magnitud.
Al darse la Revolución de México de 1910 y como consecuencia, la Constitución vigente de 1917, se comenzó la reingeniería de la AP, pero revolucionaria, con intentos de reivindicaciones sociales como la Secretaría de Salud, Reforma Agraria, Trabajo y Previsión Social (IMSS, ISSSTE), la Universidad Pública (UNAM, U. de G.), Educación Pública y demás áreas de impacto económico y social, fines primordiales de la Revolución de México.
Desde la Revolución a la fecha, han funcionado 19 AP federales, las cuales, en lo general, su estructura ha sido casi la misma; no hemos tenido una inventiva al respecto, lo cual es muy delicado. Además, el “Sistema de Planeación Nacional”, no ha aportado nada a una reinvención de la AP.
Por tanto, la AP, se ha establecido por inercia, sin previsión, racionalización y con miras a un proyecto de país. Como ejemplo, tenemos los datos proporcionados por la “Revista del Instituto Belisario Domínguez”, del Senado de la República, nos señalan que en el año 2000, existían 554 mil 197 plazas de la AP federal, para el año actual, son 660 mil 848, lo cual es un incremento considerable, y, más si se advierten las crisis de Estado y económica por las que atravesamos.
Las secretarías de Estado y dependencias que más han incrementado sus plazas, son: Gobernación, Hacienda, Defensa Nacional, Educación Pública, Marina, PGR y Seguridad Pública.
Estos datos nos reflejan, de manera evidente, que seguimos sin un proyecto a largo plazo; la definición de modelos políticos y económicos, para a partir de ellos, implementar las políticas públicas que requiere México para satisfacer sus necesidades y resolver su problemática.
En cuanto a las administraciones en los entes federados o estados y municipios, el asunto es todavía peor, ya que son muy pocos los cuadros políticos capaces que tenemos en el país, que con las alternancias en el poder, se sigue improvisando, nota característica de la Administración Pública en el país, desde hace 200 años.
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