México

Narran dificultades de estudiar fuera de una comunidad indígena

Lauro, un joven wirrárika, debe recorrer cada domingo el camino de Gachupín a San Andrés Cohamiata para ir a estudiar el bachillerato

GUADALAJARA, JALISCO (18/ABR/2013).- Lauro Cosío tiene 19 años y es un migrante habitual. Si cada domingo no sale de Gachupín, su poblado de origen, no estudia. El camino a San Andrés Cohamiata es duro: cuatro horas a pie de subir y bajar cerros. Si cada domingo no camina esta ruta, no estudia. En su "rancho" Wirrárika, como él lo llama, no hay bachilleratos.
 
No hay otra forma de llegar a San Andrés Cohamiata, en el municipio de Mezquitic, que no sea caminando. ¿Y cómo es la ruta? ¿Desértica? ¿Verde? Hay pinos, responde Lauro. Lo pesado es la subida de los cerros, pero no hay resistencia a la que un par de pies sobre huaraches no se acostumbren. Como los huaraches blancos de Lauro, que empiezan en el tobillo, justo donde termina su pantalón de manta, adornado con flores azules, bordadas con punto de cruz.
 
Lauro de vez en cuando viste estas ropas en su comunidad, son más bien los "viejos" quienes continúan a diario con la tradición. Los jóvenes, cada vez menos se visten así, porque ven en la televisión -quienes consiguen servicio de cable- otro tipo de ropa. O ven nuevas modas en quienes vuelven de trabajar y estudiar en otros lugares.
 
Lauro se va el domingo y regresa el viernes. Así cada semana. El camino no es mayor apuro. Procura ir cuando está por meterse el sol y combina con cantar o leer al paso. Le gusta la literatura de ficción. Renta a 150 pesos mensuales una casa para vivir mientras estudia. Cuando estaba en la secundaria tenía derecho a un albergue, en la preparatoria ya no. Ojalá y hubiera también albergues en ese nivel de estudios, así continuar la vida académica sería más fácil.
 
Cuando vuelve con sus padres ayuda a trabajar artesanías para sobrevivir, a veces, en la agricultura, pero de ahí no se saca dinero, de ahí se saca para comer.
 
Si sigue sus estudios es porque quiere tener una carrera en agronomía, y así, con sus conocimientos contribuir en su poblado. Ayuda, es la palabra que más repite. Hay muchas tierras en Gachupín que no se utilizan y pueden ser muy productivas para el desarrollo de esa comunidad Wirrárika.
 
Lauro está de viaje en Guadalajara, por eso su traje de gala. Vino a discutir las necesidades escolares de las comunidades indígenas. Se suma a la declaración de niños mexicanos que piden a la ONU (Organización de las Naciones Unidas) considerar sus peticiones para la Agenda Post-2015. Más escuelas, por favor.
 
EL INFORMADOR / ALEJANDRA PEDROZA
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