México
Narco leyendas
El hecho de la producción, tráfico y consumo de enervantes ha sido tierra bastante fértil para la generación de leyendas
Esta literatura, eco de los antiguos juglares, se diferencia notablemente según se origine en el medio urbano o en el medio rural, en la Sierra Madre Oriental o en la Occidental, si bien muchos de sus lugares comunes reflejan el mundo representado por la serie de películas rodadas bajo el título de “El padrino”, adecuado a nuestros escenarios. En estos rumores indecisos entre la leyenda y el testimonio abundan las “noticias” sobre espléndidos banquetes bajo la sombra de los altos bosques a donde las cajas de champaña y Vega Sicilia ascienden en cuatrimotos, con abundancia de puros cubanos, coñac de las mejores marcas y los servicios de siete tiempos lo mismo en sofisticadas vajillas que en platos desechables.
La presencia de políticos y militares de alto rango figurando en las listas de invitados, forma parte también de estos decires porque alguien vio, o porque a alguien le dijeron, o porque conocen a personas cercanas que andan en “eso”, o porque un amigo fue de mesero. También la inmortalidad de los líderes tiene su rol. Si los fanáticos norteamericanos siempre han sostenido que Elvis no ha muerto, y lo mismo dijeron sus contrapartes mexicanos sobre Pedro Infante, hoy los inmortales son los grandes capos, que con semblantes quirúrgicamente corregidos y hasta mejorados, siguen circulando o gozan de perpetuas vacaciones como testigos protegidos. Así, unos inmortales y otros ubicuos, conservan su aura de poder, de glamour, de fama y de éxito.
Estas narraciones incluyen también la vida y la suerte de los niveles inferiores, la noticia de la pastora protestante de tal o cual sierra, todo el día gritando por altavoces que es la peor pecadora, y todo el día vendiendo al menudeo grapas y tachas. Que los bancos de tal o cual pueblo se quedaban sin moneda mexicana luego que bajaban los campesinos a cambiar dólares, producto del envío de yerba vía helicóptero o avioneta, invariablemente propiedad de los “gringos”, “que se paran allá, en el claro”, o usan la terracería del plano.
Leyendas del narcotráfico, o género de leyenda para expresar así lo que de otro modo no podría decirse. Leyendas o realidades sobre la forma de alterar los productos añadiéndoles lo mismo cal que carbonato, una cal que se pega en los pulmones del adicto y lo hace vomitar sangre, perjudicando el jugoso negocio; inmoralidad contundente que los sicarios deben castigar de manera ejemplar y aterrorizante, pues en este negocio sucio se debe jugar muy limpio.
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