México

NO… de pecho

Hay que evitar que los políticos mezquinos dinamiten la presidencia democrática, para imponer la presidencia imperial. El reto provoca

Transgredí la lección de Ricardo Alemán: no escribir en primera persona. Esta centésima entrega me obliga.

Desde la primera vez que abrí la “ventana”, pinté mi raya: “Este espacio no será un desperdicio para el lector, porque escribiré con la conciencia del valor del tiempo ajeno”. Ignoro si lo he logrado. Hoy me atrevo a renovar el compromiso de lealtad con la gente y con la realidad; el pacto de usar mi razón y libertad, para no guardar silencio.

A través de esta “ventana” pretendo mirar la vida. Toda la vida. Pero desde hace un año, por desgracia, miro lo mismo. Reconozco que demasiadas cosas me parecen eternamente iguales. Tanto como para desesperar. Sin embargo, como siempre, me rebasa el optimismo.

Por ello acepté firmar el desplegado del “No a la Generación del No”, sumado a los variopintos inconformes con el atraso legislativo que atora al país.

En el texto se lee: “Trece años llevan detenidas las reformas de fondo que el país necesita. La propuesta de cambios políticos hecha por el Gobierno empieza a andar el mismo camino: la negación, la parálisis… Es inaceptable el bloqueo persistente al cambio, por parte de las fuerzas políticas. Tiene detenido a México. Quien se opone a todo está a favor de nada… La resistencia al cambio une a la ‘Generación del No’, la generación de políticos de todos los partidos que han hecho improductiva nuestra democracia… La ‘Generación del No’ es responsable de lo que no ha ocurrido en México. Negar el cambio es perpetuar el presente...” ¿Usted está en desacuerdo?
Hablan los responsables del desplegado:

Federico Reyes Heroles, reta: “Hay que impulsar la reforma política de Calderón… Si hay que hacerle el caldo gordo al Presidente y si nuestra honra se mancha, ni modo; que los críticos de siempre piensen lo que quieran”.
Héctor Aguilar Camín, reclama: “Las oposiciones que son mayoría, se han dedicado fundamentalmente a bloquear al Gobierno, y el Gobierno a toparse en el muro de un Congreso que no lo acompaña en su idea sobre las cosas que hay que transformar… el país naufraga en una gobernabilidad mediocre”.

Jorge Castañeda, precisa: “Que los legisladores aprueben lo esencial, la parte medular de las reformas políticas propuestas por el Gobierno… porque en eso sí estamos de acuerdo y eso es fundamental y es mucho más importante que las divergencias que pudieran existir entre algunos de nosotros y el Gobierno de Calderón”.

La mesa está puesta para el consenso. Hay que dar el “no” de pecho. Evitar que los políticos mezquinos dinamiten la presidencia democrática, para imponer la presidencia imperial. El reto provoca.
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