México

Museo de las Constituciones

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Dentro del contexto del Bicentenario de las luchas por la Independencia, así como del Centenario de las lides de la Revolución Mexicana de 1910, en este mes de octubre, se habilitó el recinto legislativo de 1824 como el Museo de las Constituciones de México, del cual carecíamos, por lo cual es un gran logro para nuestra Nación.

Como es sabido, el Congreso Constituyente de 1824, inició sus labores el primero de abril de 1824 y las concluyó el 4 de octubre, ya que al día siguiente, entró en vigor dicha Norma Rectora en la cual participaron 24 estados de la República y 98 representantes de Coahuila, Texas, la Alta California y demás territorios de que fuimos despojados en la injusta guerra de 1846 a 1848, con los Estados Unidos Americanos.

El recinto fue el “Templo de San Pedro y San Pablo”, fundado hacia 1576 por la Compañía de Jesús, como Colegio Máximo, claustro que funcionó hasta 1767, año en que fue expulsada dicha Orden de los reinos de España, pasando dicho recinto a la Orden de los Agustinos, habiéndose desmantelado pocos años después, en el comienzo de las luchas por la Independencia.

A partir del año de 1822, en dicho recinto se iniciaron los debates para la realización de las Normas Rectoras de México; así, se realizó el proyecto del Reglamento Provisional del Imperio de Iturbide; después, comenzaron los trabajos del Congreso Constituyente de 1824, el cual dio origen a la primero Constitución Federal de México, previa firma del Acta Constitutiva de la Federación Mexicana el 31 de enero de 1824, habiendo destacado los trabajos de José María Valentín Gómez Farías y José Miguel Ramos Arizpe, entre otros.

Después, el inmueble funcionó como biblioteca, colegio, cuartel, hospital militar, depósito de forrajes, bodega de la Aduana de México, Escuela Correccional, imprenta, asilo para enfermos mentales, caballeriza y prisión, entre otros usos.

En el año de 1921, a petición del entonces rector de la UNAM, José Vasconcelos, se utilizó para Sala de Discusiones Libres; un año después, se reconstruyó y fue pintado por Roberto Montenegro, Enrique Villaseñor y Xavier Guerrero (jaliscienses) y otros pintores cuyos murales todavía se disfrutan y donde se lee, de la pintura intitulada “El árbol de la vida”, de Montenegro, el lema de “Acción supera al destino, ¡Vence!”.

Poco después, en el año de 1929, dicho recinto se integró al patrimonio de la UNAM; en el año de 1944, se inauguró como Biblioteca Nacional, después fue el Museo de la Luz, el cual se trasladó en el año de 2010 al Colegio de San Ildefonso (Justo Sierra número 16 en el Centro Histórico del Distrito Federal), en virtud a que se aprobó por la UNAM como el Museo de las Constituciones.

A dicho acto histórico, tuvimos el privilegio de asistir y las instituciones que le dieron vida a dicho proyecto, hicieron acto de presencia, el Poder Judicial de la Federación, la SEP, el Gobierno del Distrito Federal y por supuesto, el anfitrión que celebra su Centenario, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Así, en dicho recinto, por primera vez en la Historia de México, se decía un inmueble para preservar los acervos constitucionales del país, en el cual, se encuentren los acervos más completos; construir un espacio para incrementar la cultura de la constitucionalidad y de la legalidad en el pueblo de México; facilitar el conocimiento de nuestras Normas Rectoras, de los constituyentes, la obra de éstos y los contenidos constitucionales, lo cual redundará, sin lugar a dudas, en la mejor formación de los ciudadanos de la República.

Por tanto, los estudios que se han venido realizando en el Senado de la República y en diversas instituciones del país, como lo son el Estudio de los “Dos Siglos del Constitucionalismo en México”; la “Enciclopedia Política de México” y otros que se han realizado en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y diversas instituciones educativas y de investigación, como lo son la Universidad Nacional Autónoma de México y la Universidad de Guadalajara, se podrán ir preservando y acumulando al acervo del constitucionalismo en México.

Así, dentro del contexto del Bicentenario y del Centenario, las instituciones de la República están realizando obras conmemorativas que quedarán como grandes legados a las nuevas generaciones de mexicanos para que tengan más y mejores elementos para analizar el pasado, en este caso, el pasado de nuestras Normas Rectoras, de cuyo estudio podemos afirmar que necesitamos los mexicanos ponernos de acuerdo en la elaboración de una nueva Norma Rectora, ya que hemos tenido proyectos monárquicos, republicanos, imperialistas, centralistas y federalistas, sólo por destacar los más bipolares.

De lo anterior, es menester que en forma pacífica, comencemos un período de reflexiones, a dos siglos de instaurado el constitucionalismo en México para ponernos de acuerdo en qué Norma Rectora podemos elaborar entre todos los mexicanos para iniciar un proceso dilatado de paz, armonía y bienestar general para todos.
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