México
Muertes niñas en la Colonia del Fresno
Las avenidas Mariano Otero y Lázaro Cárdenas cercenaron mi cercanía con la Colonia del Fresno en Guadalajara
Era, pues, vecina de esa colonia en cuya creación tuvo que ver Isabel, una monja de María Reparadora, hermana de los Martínez Rivas, dueños entonces de fábricas de galletas, y la pensó como sede habitacional de las familias de los operarios de ésa y otras industrias.
Ojalá su ejemplo hubieran seguido los siniestros fraccionadores populares que hicieron fortunas creando en la segunda mitad del siglo pasado buena parte de los espacios donde cientos de miles de personas pobres han vivido y crecido en Guadalajara.
Colonias vueltas humanas pese a la indolencia o complicidad de la autoridad, a golpe de esfuerzo familiar, autoconstrucción, reivindicaciones sociales múltiples y desgastantes para tener agua, parques, banquetas, no obstante la legislación urbana existente desde 1944.
Los trazos de las avenidas pueden cortar las comunicaciones y dejar trunca una parte de la libertad de tránsito ciudadana. Nunca como ahora lo había sentido. Ahora que truenan las balas en los cuerpos de dos niñas, Evelyn y Betsa García Hernández, de 13 y ocho años, que iban a la tiendita; ahora que hay tanta cerrazón de parte de un gobernador cuyos oídos están tapados para escuchar a ciudadanos y expertos que hasta con lujo de sentido del humor le dicen “No a la Vía Express”. “No nos cercenes, Emilio”, parecen estar diciendo vecinos y no vecinos, yo entre ellos. Leo a Diego Petersen (El Informador 13/1/2011), y veo cómo encerramos dicha colonia entre las vías del tren y los monstruos de concreto que son pistas de velocidad para los carros.
Colonia caminada, colonia más segura. Cercenar aísla. No en balde la colonia fue la isla elegida para actividades de las que se hacían en la oscuridad pero que ahora afloran descaradas a plena luz, como el narcomenudeo, aprovechando la cercanía con el Mercado de Abastos y sus alrededores. Falta policía presencial con arraigo comunitario en esas zonas, mi estimado Aristóteles, por más que impresione ser el presidente municipal de un sitio donde se asesina a niñas.
O tu gente se pasea por ahí nomás para cobrar, o van de muñecos. Falta que la autoridad federal haga lo suyo, y sobre todo con inteligencia, investigando las rutas del dinero fruto de delitos federales y su lavado, y afectando a sus estructuras, y falta además que los tres ámbitos de gobierno apuesten por dar lo mejor de sus presupuestos a esos espacios donde la belleza debe tener también cabida. La cultura cohesiona y da confianza.
Confianza para ir a la tiendita y comprar cartitas, como yo iba a coleccionar estampas con mis hermanos. O para decirle al poli que hay malandros que molestan. Emilio, diputados, no cercenen en avenida Inglaterra esta ciudad. Integrémosla todos.
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