México
Movilidad ciudadana
Por: Francisco Javier Besson O.
Así las cosas, entre todos tenemos la obligación de analizar hasta dónde requerimos del quirófano, hasta dónde de una cirugía mayor. Cada día la sociedad está más convencida de que necesitamos cambios profundos, no aparentes ni superficiales; cambios inteligentes que sean dispuestos y no impuestos, que sean consensuados y no simplemente tolerados; reformas que incluyan, no que excluyan a ninguno de los actores de la sociedad; reformas y cambios que se decidan por las mayorías, pero que a su vez, cuenten con el consenso de las minorías; reformas que destierren para siempre el fácil y simple camino del mayoriteo en la toma de las decisiones.
En este escenario es indispensable considerar también que si bien es difícil resolver problemas, en ocasiones mayor complicación enfrenta el planteamiento de los mismos, el simple hecho de señalarlos puede polarizar posiciones, entrampar el diálogo y llevarnos a la cerrazón, a la intolerancia y al enfrentamiento. Es por esto que hoy en día la demanda ciudadana es la de un Gobierno que funcione, eficaz, sin autoritarismo, Gobierno que escuche, que incluya, que aglutine, que consense.
Nunca debimos olvidar que la real fuerza de un Gobierno es la participación de todos y que muchos males del país se han originado por el exceso del poder.
En estos tiempos la nueva cultura política exige reconocer cada día más los derechos de los ciudadanos. El ciudadano de hoy es el auténtico protagonista de la vida contemporánea; se organiza, se agrupa con propósitos comunes y en defensa de sus intereses en una sociedad más plural, mejor informada y más combativa. Es por ello que estamos ante la presencia de ciudadanos que cada vez buscan mayores espacios de participación y que protestan cuando no los tienen. Y sin embargo, de manera por demás contradictoria, todavía existen autoridades que no entienden que lo peor que le puede suceder a un Gobierno es el vacío político, el no poder confrontar y contrastar ideas, métodos y programas, el no tener la oportunidad de debatir.
Ahora es indispensable reconocer por todos, que a lo largo de la historia hemos tenido logros y fracasos, además no podemos negar nuestras contradicciones, pero tampoco nuestro esfuerzo por conciliarlas, regularlas o superarlas.
Lo importante el día de hoy es ver hacia adelante, comprender que la sociedad exige erradicar las actitudes maniqueas a través de las que se establecieron luchas estériles de buenos contra malos, diestros contra ineptos, honestos contra deshonestos; la sociedad demanda que todos volvamos nuestro rostro a los valores de la ética, la moral y el espíritu, hacia los valores humanos y sociales. La capacidad, decencia y sensibilidad no tienen coloraciones políticas, culturales o religiosas, son valores que se tienen o que se carece de ellos.
Es precisamente en la unidad de nuestra diversidad en donde encontramos el fundamento de nuestras alternancias, sin caer en trampa alguna, sin correr riesgos de hacer y deshacer, de construir y destruir cada trienio o período sexenal; como sociedad estamos por encima de cualesquier medida temporal, somos mucho más que horas, minutos o segundos. Sólo si entendemos esta realidad, podremos dar continuidad al esfuerzo de cuantos por aquí han pasado y seguirán haciéndolo, sólo así podremos reconocernos y encontrarnos en nuestros antepasados, en nuestra descendencia y en nuestra conciencia colectiva.
Con la esperanza de que al impulso de la movilidad ciudadana, los nuevos gobiernos tomen sus decisiones y ejecuten sus acciones con la participación de todos, nosotros seguiremos caminando, día con día, entre ángeles y demonios.
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