México

Modelo financiero a la báscula

Tren Parlamentario por Vicente BELLO

El Congreso de la Unión cerró ayer el ciclo de las opiniones y las consultas, en ese tema de la crisis que ha parado de pestañas al Gobierno federal, sobre todo a partir de la demoledora crítica que recién hizo en San Lázaro, Carlos Slim Helú.

Más allá de las declaraciones, hay una versión en Xicoténcatl sobre los motivos por los cuales Felipe Calderón mismo, y sus ujieres del gabinete, salieron a declarar contra Slim respingando como mulos acicateados.

Con su oposición rabiosa a lo que dijo el empresario, el régimen pretende salir al paso desde ahora a las conclusiones que el Congreso entregará el miércoles de la semana próxima, entre las cuales —si los diputados y senadores hacen con honradez política ese resumen— tendrá que figurar la demanda, casi generalizada, de quienes fueron ponentes en las cuatro sesiones del foro, de revisar legislativamente el modelo financiero del país.

Y la revisión de dicho modelo no sería otra cosa que considerar incluso la añeja demanda opositora y académica de abrir un capítulo financiero a la Constitución Política Mexicana. Y, afincadas en esta ley máxima del Estado, hacer modificaciones al por mayor de docenas de leyes secundarias que tienen que ver con la economía y las finanzas en México, no sólo en lo administrativo, sino también en lo penal.

Este salto de burro empotrerado que ha dado el Ejecutivo federal, con la crítica que les hizo el señor Slim, tiene el propósito —según aquella versión “off de récord” que recorre los pasillos del Senado— de taponar toda posibilidad de que la oposición en el Congreso (fundamentalmente el PRI y el PRD) se pongan de acuerdo y, aliados, comiencen entonces a reformar leyes de corte financiero que afecten a la relación de “compinches” que sostiene Felipe Calderón y los banqueros.

Si la táctica del Gobierno federal va en esa dirección, cobra sentido el que el PAN ayer haya reiterado —en voz de Héctor Larios, coordinador de la bancada panista en San Lázaro— su oposición a que sea construida una “ley de emergencia económica”, como lo propuso el PRI.

“Una ley de emergencia económica y en año electoral me parece que lo que haría es confrontar a los mexicanos”, dijo Larios en descargo de la posición gubernamental. Y planteó mirar, con fines legislativos, hacia la reforma de leyes que Calderón ha enviado esta semana al Congreso. “Creo que eso es lo que debemos de modificar”, dijo en alusión a leyes como la de Obra Pública, la de Adquisiciones y la de Responsabilidad de Funcionarios Públicos.

El líder máximo del PRI en el Congreso y presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado, Manlio Fabio Beltrones, a Felipe Calderón desde el Foro le restregó: “Ante la crisis, lo peor que podríamos hacer es ignorarla, subestimarla o achicarnos en la búsqueda de soluciones. En ese sentido, la seguridad social es imprescindible; podría ser, por qué no decirlo así, el último baluarte de sus trabajadores y sus familias”.

El presidente de la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados, el perredista Javier González Garza, también encaró al titular del Ejecutivo, diciéndole: “¿Qué son los catastrofistas? Pues yo diría que son los mexicanos que leemos la prensa; nada más, basta leer la prensa para entrar en un poco de desánimo”.

El otro alfil de Calderón en el Congreso: Gustavo Madero, el presidente de la mesa directiva del Senado, dijo: “Es importante reconocer que es una situación negativa, pero no catastrófica para no crear un clima de zozobra y de desconfianza, incertidumbre, incluso de terror que paralice la propia economía y desmotive las inversiones, promueva mayores despidos, precisamente esta incertidumbre si no somos responsables y prudentes en las declaraciones que hagamos respecto a la economía nacional”.
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