México
México y la profecía maya
Las autoridades hacendarias y el Banco de México han hecho lo pertinente: proteger al país a través de la contratación de dos seguros
La semana antepasada hubo —como en el chiste clásico— una buena y una mala. Lo bueno es que económicamente México compró dos importantes seguros para transitar sin tantos sobresaltos económicos la crisis mundial que nos deja espacio para la complacencia, como declaró en su visita a nuestro país Dominique Strauss Kahan, director del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Las autoridades hacendarias y el Banco de México han hecho lo pertinente: proteger al país a través de la contratación de dos seguros: uno de cobertura para los precios del barril de petróleo y el segundo, y más importante, la firma con el FMI de una extensión automática de una línea de crédito por hasta 73 mil millones de dólares en caso de que se necesiten.
Medicina preventiva en ambos casos para un paciente que presenta una fiebre política innegable rumbo a 2012, cuando la Presidencia de la República se renovará.
Ésa es la buena noticia, que estamos armados con una buena defensa económica para el cierre de sexenio cuando históricamente el peso mexicano ha sido más vulnerable; la mala es que políticamente el país enfrenta retos inmensos tan grandes que nos hacen preguntarnos cómo se va a realizar un proceso electoral democrático con un porcentaje del país ¿20/30 por ciento? en virtual estado de guerra y el resto en condiciones no auspiciosas para dirimir por la vía de las urnas los proyectos alternativos de país que presenten a la ciudadanía los partidos.
¿Cómo se van a instalar las casillas electorales en Michoacán, en Tamaulipas, en Chihuahua? ¿Qué autoridad garantizará el proceso electoral si el IFE sigue con tres posiciones vacías porque los legisladores no se ponen de acuerdo respecto a cómo renovar el órgano que garantiza que el sufragio de los mexicanos sea respetado?
El ejemplar más vendido en los últimos tiempos de la revista de divulgación “Quo”, fue precisamente el que llevaba en su portada un artículo referente a la profecía maya, aquella que establece 2012 como el año del fin, el año de la renovación total. Más de 100 mil lectores quisieron saber por qué esa civilización que tenía tan sofisticados mecanismos de estudio de los astros veía la conjunción planetaria de los próximos 24 meses como el anuncio de grandes desafíos que pueden desembocar en el fin de una era.
Pareciera que hacia allá vamos en estos meses, no creo que hacia el fin del mundo, pero sí hacia una cita con la historia en la que México tendrá que definir en 2012 cómo conciliar esa dualidad que nos hace económicamente viables, yo diría hasta indispensables, en el concierto de naciones, y la realidad de que políticamente hemos perdido rumbo y trastabillamos ante una amenaza de caos y violencia social.
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