México
Marisol Valles dice sentirse 'triste y decepcionada'
Marisol Valles García, de 21 años, huyó hace casi cuatro meses de la pequeña población fronteriza de Praxedis G. Guerrero, donde fue directora de la policía desde octubre
Marisol Valles García, de 21 años, huyó hace casi cuatro meses de la pequeña población fronteriza de Praxedis G. Guerrero, donde fue directora de la policía desde octubre. La estudiante de criminología apareció en la prensa internacional cuando asumió una vacante que había sido difícil de llenar después de que su antecesor había sido torturado y decapitado.
Su abogado, Carlos Spector, dijo que Valles tiene "un temor fundado de persecución", por el ataque del miércoles contra otra mujer policía. Las autoridades mexicanas dicen que la mujer, su marido y su hijo, fueron apuñalados en su casa durante un robo, no en un intento de asesinato.
"Lo qué pasó con mi compañera policía podría haberme ocurrido a mí. Si no fue así, es porque estoy aquí con mi familia. Pero estoy nerviosa porque esto podría pasarle a más personas, a agentes de policía", dijo Valles García el viernes en una conferencia de prensa.
Valles García pidió asilo en Estados Unidos, y alegó que teme por su vida porque ha "denunciado la corrupción generalizada en todos los niveles de gobierno en México", dijo Spector.
Los mexicanos que solicitan asilo se enfrentan a una batalla cuesta arriba. Estados Unidos recibió cerca de 19 mil peticiones de asilo procedentes de México desde 2005, pero lo ha concedido a sólo 319 solicitantes entre 2005 y 2010.
La violencia del narcotráfico ha transformado el municipio de Praxedis G. Guerrero de una serie de tranquilas comunidades agrícolas a una anárquica tierra de nadie, a menos de dos kilómetros (una milla) de la frontera con Texas. Entre 1995 y 2005, tenía una población estable de unos ocho mil 500 habitantes. Cinco años más tarde, un poco más de cuatro mil 500 personas viven allí. Dos cárteles rivales — Juárez y Sinaloa — luchan por el control de su única autopista, una lucrativa ruta para el tráfico de drogas a lo largo de la frontera con Texas.
Después de asumir el cargo, Valles García comenzó a recibir amenazas de muerte. Dijo que cuando solicitó el trabajo, no pensó que sería un blanco, particularmente después de que prometió públicamente que no perseguiría a los cárteles de la droga que controlan la zona que rodea el condado de El Paso.
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