México
Los pecados de Peña Nieto
¿Por qué un político y gobernante como el mexiquense es capaz de desatar expresiones extremas de amor y odio?
El fenómeno no puede ser visto como nuevo o aislado. Es parte de un peculiar “síndrome” adquirido por los mexicanos a la llegada de la transición democrática; el de crear ídolos de barro momentáneos que dejan escapar el amor y el odio contenidos por la antidemocracia. Así, en 1988 la sociedad ungió como deidades democráticas a Cárdenas y Clouthier; en 1994 a Marcos del EZLN y al malogrado Colosio; a Fox en 2000 y a López Obrador en 2006.
Hoy, el ungido por la diosa popularidad y su corte de imagen se llama Enrique Peña, y gobierna el Estado de México. Pero igual que en su momento ocurrió con Cárdenas, Clouthier, Marcos, Colosio, Fox y López Obrador, a Peña no le cayó la gracia del cielo. Es producto de su tiempo y su circunstancia. Y claro, de sus pecados. ¿Y cuáles son esos pecados?
El primero de los pecados —algunos los llaman aciertos— es que el Grupo Atlacomulco vio en el joven Enrique al escudero de la nueva generación política. Su pariente, Arturo Montiel —el segundo pecado—, acertó en la selección. El tercer pecado es la personalidad propia de Peña: joven, bien parecido, carismático, inteligente y con personalidad mediática. El cuarto pecado fue su triunfo arrollador sobre un PAN que se creía dueño del poderoso Estado de México, y que hoy ha sido borrado del mapa.
El quinto pecado es la alianza de Peña con Televisa —mismo pecado de Fox, López Obrador, Creel, Calderón, Ebrard y el gobernante que se quiera—, que catapultó su imagen. El sexto es la opacidad en la muerte de su primera esposa. El séptimo, su relación y futuro matrimonio con la actriz que encarnó a la popular Gaviota. Y el octavo, un aceptable desempeño en el ejercicio de gobierno. Esos pecados, en tanto aciertos políticos, tienen a Peña como el más popular, aventajado y controvertido presidenciable.
Hablar de su potencial llegada al poder desata pasiones, controversia y hasta insultos. Igual que cuando hablar de Cárdenas, Clouthier, Marcos, Colosio, Fox y López Obrador era pretexto para lapidar al mensajero.
En el camino
Sí, Beatriz Paredes también miente. En 2006 el PRI se alió al PAN en Chiapas, para derrotar al candidato Sabines. La misma porquería.
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