México

Los mismos lobos de siempre

Por Vicente BELLO

Los bancos y la delincuencia organizada metieron ayer al Senado de la República en el centro de un gran torbellino. Y cuando en la tribuna a cada uno de estos temas se le dilucidaba, se ha podido escuchar el retumbar del combate inacabado de la verdad y la mentira.

Jueves 2. Abril de 2009. El pleno de Xicoténcatl tenía una cita con la historia. Pero el diablo también. Y, con la claridad que sólo da la testificación de los hechos, se ha podido mirar en el Senado de la República cómo los banqueros —con la complicidad y vileza de los panistas— han pretendido continuar siendo los mismos lobos de siempre; esos lobos hambrientos destazadores de sus usuarios cual corderos.

Diáfano como el agua quieta vista a contraluz del mediodía, se pudo mirar el disfraz de un Acción Nacional, que personificado en legisladores como José Isabel Trejo Reyes se apersonaban ayer con la máscara puesta de cuidadores amorosos de rebaños, cuando en realidad han estado allí desde el principio para abrir la puerta al lobo.

De la Comisión de Hacienda habían llegado al pleno los dictámenes de reformas al sistema financiero. De manera inaudita, los legisladores que aprobaron en comisiones —una mayoría conformada por panistas, priistas y pvemistas— habían sólo hecho una reiteración de lo que ya la Constitución mandata desde hace muchos años, pero que instituciones como el Banco de México no cumple, por la sencilla razón de que este órgano autónomo ha estado en manos de un conciliábulo afín al modelo financiero que impuso el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.

Y lo que nunca pusieron en los dictámenes fue justamente el motivo del conflicto social actual que ha derivado del abuso bancario: en ninguno de esos dictámenes los senadores hicieron caso de los topes máximos a las tasas de interés en las tarjetas de crédito.

Y así se los restregaba la oposición del PT, de Convergencia, del PRD y del PRI, este último súbitamente dando el golpe de timón para no estrellarse ante esa gran roca del sentido común, que, de vez en vez, aparece en el debate para que con ella se revienten la cara los cínicos.

Resulta que los dictámenes llegaban al pleno de Xicoténcatl, bailoteantes, como en carnaval. Que habían sido resultado de un gran periodo de discusión de todos, soltaban los pvemistas.

Pero desde el principio la oposición tironeó. “Es de engañabobos… este dictamen no contempla el interés de los usuarios. No resuelve absolutamente nada. La impunidad de los abusos de la banca es respaldada”, saeteó Ricardo Monreal.

Y por ese mismo sendero se habrían de ir después los de Convergencia, los perredistas y los del mismo PRI, que en voz de María de los Ángeles Moreno Uriegas hubo advertido también que ese dictamen no era lo que esperaban los mexicanos. Y que sería mejor posponer su discusión y votación final para terminar de ajustarle el articulado.

Uno de Convergencia había propuesto que mejor los dictámenes regresasen a comisiones. Se oponía el PAN. ¿Para qué posponerlo?, opinaba Juan Bueno Torio, panista, cuando la gente ya no puede esperar más…
Lo más carcajeante del PAN no fue esto que había dicho Bueno Torio, sino lo que admitía José Isabel Trejo Reyes, de que las reformas sólo habían sido “reiterativas” de lo que ya la Constitución mandataba. Y que, en cambio, no habían sido incluidas las propuestas aquellas que más ha exigido la población: imponer topes a las tasas de interés de los bancos en México.

Unida la oposición, votó en pro de la moción suspensiva, y regresó entonces el conjunto de dictámenes a comisiones, para ser rediscutidas después de la Semana Santa.

Los dictámenes habían llegado aupados a una sesión trompicada. Cuando se iniciaba, el PRI en voz de Jesús Murillo Karam preguntó a Gustavo Madero, el que presidía, por qué el dictamen de la Ley de Extinción de Dominio no estaba considerado en el orden del día, como se había acordado en la víspera.

Madero negó mala fe. Murillo y el resto de priistas no le creyeron. Fue entonces el momento de los gritos de ayer. Fue entonces cuando la sesión se detenía. Y luego de un receso de casi una hora, el debatir sobre los bancos se reanudó. Y cuando este tema se resolvió regresando los dictámenes a comisiones, apareció entonces la Ley de Extinción de Dominio para ser votada de manera unánime, y ser enviada a la Cámara de Diputados para la continuación de su periplo legislativo.

El PRI en el pasillerío dejaba la convicción de que el PAN y Gustavo Madero habían pretendido “chamaquear al priismo”, mediante la engañifa de que dicho dictamen estaría sólo ante el pleno para su primera lectura. Y para su segunda, después de la Semana Santa, para que las fechas de su dictamen cuadraran mejor con la etapa final de las campañas electorales.
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