México

Legisladores buscan evitar chantajes del SNTE

Buscan que no haya más intromisiones en negociaciones de corte académico y se concentre en la defensa de los derechos laborales

CIUDAD DE MÉXICO  (08/ABR/2013).- Desde el ámbito legislativo, los partidos Acción Nacional y de la Revolución Democrática pretenden que en la integración y discusión de las leyes secundarias en materia de educación se impida en chantaje político al que podría recurrir el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación  (SNTE).

Esto lo llevarán —los representantes de los partidos— a la mesa de discusión de las reformas a la Ley General de Educación.

Se espera que antes de concluir el periodo ordinario se tenga la iniciativa de modificaciones y para el siguiente periodo la aprobación.

La organización Mexicanos Primero tiene coincidencia con la propuesta, pues a decir de Alberto Serdá, coordinador de activación ciudadana, advirtió que es momento de delimitar las funciones del Sindicato, es decir, que no haya más intromisiones en negociaciones de corte académico y se concentre en la defensa de los derechos laborales.

Fernando Rodríguez Doval, diputado del PAN e integrante de la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados, recordó que la Reforma Constitucional no tiene regreso; aunque no sólo los profesores tienen obligaciones, pues la autoridad deberá brindar capacitación a los docentes, “primero la capacitación, después la evaluación”.

En este sentido, dijo que el PAN mantiene la propuesta de que en las reformas derivadas de la constitucional se debe poner énfasis en la capacitación a los profesores.

Alberto Serdá, de Mexicanos Primero, coincidió en que las leyes secundarias deberían perfilar la delimitación del SNTE. “Por ejemplo en el tema del servicio profesional de carrera que verdaderamente se premie los profesores por su capacidad y no por lealtades sindicales, eso significaría el rompimiento del acuerdo político-corporativo”.

La reforma fue promulgada en febrero pasado, pero requiere de leyes secundarias para comenzar a operar.

El Economista
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