México

Lázaro y los milagros

Tal vez el partido amarillo no esté en el sepulcro, pero parece que no se replicará el pasaje evangélico en el que Lázaro se levanta de su lecho de muerte y logra el milagro

El fin de semana pasado, en una reunión de sus cuadros directivos, el Partido de la Revolución Democrática (PRD) acordó que en marzo será la elección de presidente nacional, y los más optimistas simpatizantes de esta fuerza partidista de izquierda han visto en esta renovación del dirigente que reemplazará a Jesús Ortega, la oportunidad para reencauzar el rumbo y enfilar al partido a ser una fuerza competitiva en los comicios presidenciales de 2012.

Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, fundador, tres veces candidato presidencial (1988, 1994 y 2000) y líder histórico del perredismo, tiene sus reservas ante semejante visión optimista.

En entrevista con “El Universal”, hace unos días habló, como suele hacerlo, sin darle vuelta a la realidad y llamando a las cosas por su nombre: “Mientras se siga manejando por cuotas y sea disputa de corrientes, no veo ninguna posibilidad, quien quiera que vaya a ser el presidente del PRD y cómo se estructure el comité”.

¿Unidad partidista? ¿Capacidad de competencia? ¿Fortaleza estructural? El ingeniero no hace cuentas alegres y no aventura un vaticinio para las ya inminentes elecciones presidenciales de 2012: el PRD es hoy un partido sujeto a las fuerzas de las llamadas “tribus” que se disputan cada espacio directivo, cada candidatura, cada cuota de poder, y ello lo coloca en desventaja con relación a las principales fuerzas partidistas del PAN y el PRI.

Por si fuera poco, el ex gobernador michoacano descalifica rotundamente la eficacia de las alianzas con los panistas porque las considera, de origen, reflejo de una incogruencia en términos programáticos e ideológicos. Coincide en ello con su sucesor Andrés Manuel López Obrador, aunque a éste, sin llamarlo por su nombre, lo identifica como uno de los liderazgos que afectan al perredismo.

— ¿Ha hablado con Lázaro Cárdenas Batel sobre la posibilidad de que sea el presidente del PRD?, se le pregunta.

— Sí, sí.

— ¿Qué han valorado?

— No sé si le hayan hecho a él una propuesta (…) Simplemente hemos comentado que quien quiera que venga a encabezar al PRD va a encontrar una situación muy difícil, justo por las confrontaciones internas que existen.

— ¿Lázaro podría garantizar o ser ese eje que pudiera cohesionar?

— Yo creo que ni Lázaro ni los milagros que pueda hacer cualquier santo pueden lograr eso.
Ante las reflexiones de Cuauhtémoc Cárdenas, quienes hoy ocupan cargos directivos o legislativos del PRD han tomado distancia. Algunos dicen que no conoce la realidad actual del partido, otros que la situación no es tan dramática y están en condiciones y a tiempo de poner al perredismo a punto para competir por la Presidencia de la República. Pero, para desgracia de ellos, hay suficientes evidencias de que, una vez más, tiene razón.

Tal vez el partido amarillo no esté en el sepulcro, pero parece que no se replicará el pasaje evangélico en el que Lázaro se levanta de su lecho de muerte y logra el milagro.
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