México

Las tres ‘‘P...’’

La publicidad empieza en los diferentes medios con los ‘‘logros’’ alcanzados y cacareados a los cuatro vientos a fin de jalar la atención

Pronto, más pronto de lo que se quisiera, el ciudadano mexicano, más corriente que común, o común y corriente como tú, amable lector que me sigues, lo prefieras, tendrá que asimilar una carga descomunal de impactos mentales y visuales que consigo traen las deplorablemente vomitivas campañas electorales…

Y aseguro que pocos, muy pocos, poquísimos son los que no piensan así, toda vez que no son otros que los que están directamente involucrados en el circo del sufragio, desde la estrellita que es el candidato incluyendo a “candidotes” que saben que no la van a hacer, pero medran con el presupuesto con el que el erario los favorece, pasando por todo el séquito de secuaces que se ven salpicados económicamente del evento de marras.
Escribo esto, a ciencia y conciencia del repudio del que trabaja y produce, al darse cuenta a dónde va a parar una alta, muy alta, altísima parte de lo que como impuestos paga.

La publicidad empieza en los diferentes medios con los “logros” alcanzados y cacareados a los cuatro vientos a fin de jalar la atención. Prepárese a todo lo que en televisión verá y en las hertzianas ondas escuchará, como en lo que escrito leerá, a sabiendas de las alianzas y componendas politicoides de las que los “profesionales” de la política echarán mano para conseguir posiciones y cotos de poder e influencia en la búsqueda del hueso que roerán.

Bueno, algunos, casi como para rezarles…
Intentan actuar ante las cámaras y micrófonos con actitudes, mímica y voces melifluas que reflejan bondad en las que pretenden dar la falsa “confianza” —que no la tienen— de los votantes, de que sólo buscan el bienestar ciudadano y el promisorio futuro del país. ¡Qué capaz que se crea que por lo que van es por intereses propios y partidistas, por seguro que no...! Van, sí, por el progreso de los mexicanos y la seguridad nacional, ¡Faltaría más...!

Vendrán tsunamis de palabras… De promesas y… Y de paciencia para los que irremediablemente tendremos que padecer toda la verborrea con la que sacudirán nuestras neuronas con frases espectacularmente impactantes que resultan verdaderas afrentas a la inteligencia de la población.

Y… PENSÁNDOLO BIEN.

Y… PENSÁNDOLO BIEN, así se ha hecho la historia política de nuestra nación. Así se ha reclutado el engaño en elecciones para hablar, hablar y más hablar, haciendo promesas, de antemano incumplidas, que traen decepción, desilusión y desencanto de los que votan y, créalo, gravísimo, ¡de los que ya no quieren votar...!

Van, pues, las tres “P…” Palabras, promesas y paciencia, mas…
Mas, así pienso, que cada promesa incumplida es una parte de vergüenza que se pierde…

Seguramente, querido lector, por eso queda tan poca… Tan poca… Qué poca…
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