México
Las siete vidas del Monsi
¿Por qué se te ocurrió morirte? Nos mataste la conciencia crítica.
¿Por qué se te ocurrió morirte? Nos mataste la conciencia crítica. No es lugar común. Es cierto. Elena Poniatowska te lo dijo muy clarito en el homenaje de Bellas Artes: “¿Qué vamos a hacer sin ti, Monsi? Tú eres el enfrentamiento más lúcido al autoritarismo, a las actitudes absurdas, a los abusos del poder, la denuncia más ingeniosa. ¿Qué vamos a hacer sin ti, Monsi? Tus causas serán nuestras causas. Somos tus amores perdidos. ¿Qué va a hacer México sin ti...?”.
Y los que damos noticias, ¿qué haremos sin ti, Monsi? Siempre que te hablamos contestas. Encontramos las explicaciones inexplicables. El humor. El ácido. Eres mordaz. Filoso. Eléctrico. Ético. Generoso. Indispensable. Fiel a las causas perdidas.
¿Te acuerdas cuando nos lanzaron gases lacrimógenos en la Plaza de los Inválidos?; después de una entrevista fuimos de metiches. Llegué a contar orgulloso: Monsiváis y yo lloramos juntos en París. Era la Semana de México. Estaban tú, Arreola, Rulfo y varios más. Ya eras el intelectual más famoso. Yo, un reportero de tele. Con desprecio me dijiste: “La televisión no forma, sólo desinforma”.
Monsi, eres el único capaz de unir sobre tu ataúd el arco iris de la diversidad sexual y la solemne Bandera mexicana. Para decirlo en tus términos literarios: sobre tu caja de muerto convivieron “El águila y la serpiente” y “La estatua de sal”.
La palabra se viste de negro, dice el rector José Narro. ¿En la memoria exaltada de tu duelo podrías contarnos cuánto reíste cuando Octavio Paz dijo que tú no eras un hombre de ideas, sino de ocurrencias?
Cuéntanos cuando mandaste al diablo a López Obrador, en nombre de los ciudadanos, por el bloqueo del Zócalo y Reforma, no obstante haber recibido en comodato uno de los mejores edificios del Centro Histórico (Isabel La Católica esquina con Madero, donde estuvo la joyería La Esmeralda). Nunca tuviste espalda de resorte. Nunca te vendiste. Nunca te alquilaste.
Ahora, el Museo del Estanquillo tendrá un cachivache más. La urna con tus cenizas. Emanuel Carballo lo dice: “Eres humorista a pesar tuyo” y ahora, después de ti.
EL MONJE LOCO: Preguntas triviales para Monsi: —¿Dónde comprabas tantas camisas iguales? —¿Cuántos gatos pasaron por tu vida, incluyendo a los célebres Pío Nonoalco, Miau Tse Tung, Ansia de Militancia, Mis-oginia o Katzinger? —¿Qué va a suceder con los Gatos Olvidados? —¿A qué horas escribías, leías y estudiabas, si siempre andabas de callejero? —¿Por qué nunca tuviste automóvil? —¿Cómo hablabas tan bien el inglés, si en español no se te entendía? —¿Quién mecanografiaba tus artículos después de la muerte de tu mamá? —¿Por qué nunca te peinabas? —¿Por qué no tuviste casa en Angangueo? —¿Cuándo llevará tu nombre la calle de San Simón, en la Portales? —¿Por qué nunca fuiste el cronista de mi ciudad, como Novo o Valle Arizpe? —¿A quién mencionas en la página 46 de “Días de guardar”, primera edición? Nadie sabe, nadie
supo…
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