México

Laboratorio de Frankestein

Es una lástima que Gabino Cué, único gobernador del partido Convergencia en el país, esté pasando por una lamentable crisis en el Estado de Oaxaca

Es una lástima que Gabino Cué, único gobernador del partido Convergencia en el país, esté pasando por una lamentable crisis en el Estado de Oaxaca —uno de los más pobres de la nación—, luego de que hace tan sólo unos meses en teoría parecía que todo iba “viento en popa”, pero del que apuntamos en su momento sería muy difícil llevar a la práctica, ante lo disímbolo de los intereses de los partidos que construyeron la alianza que lo llevó a la gubernatura.

He ahí el resultado de uno de los experimentos políticos que únicamente pudo haber sido concebido en el mismísimo laboratorio de Frankestein, hechura indudable de un genio, pero cuyos resultados dejan mucho que desear a la fecha.

Seguramente se trata de una de las “lunas de miel” más cortas en la historia política, dado que más tardaron en conformar las alianzas, realizar campaña, ganar las elecciones, planear el Gobierno y funcionarios que entrarían en acción, que en desembocar en una impresionante manifestación de los otrora miembros de la alianza, los que seguramente se encuentran insatisfechos con las posiciones que les fueron otorgadas.

Desde hace décadas, Oaxaca ha estado en la mira de todos los mexicanos, ya que pese a ser una Entidad rica en patrimonio cultural y natural, en sus 570 municipios —muchos de los cuales se desarrollan bajo la ley de “usos y costumbres” en pleno siglo XXI— exhiben una de las prácticas menos propicias para salir adelante: la flojera.

Habríamos de recordar a los miles de profesores y seudo profesores oaxaqueños apostados año tras año en el Centro Histórico de la Ciudad de México, dejando abandonadas sus escuelas y por ende a sus alumnos durante meses, supuestamente en busca de mejores condiciones de trabajo.

Qué bueno que son luchadores, que pelean por sus derechos y mejores condiciones, pero definitivamente que una cosa es Juan Domínguez y otra muy diferente…ya no la chiflen.

Así, podemos concluir con que las famosas alianzas bien pueden ser un una buena estrategia electoral, pero difícilmente podrán significar para la ciudadanía una verdadera opción.

De cara a los procesos que siguen, seguramente que partidos políticos y los ciudadanos en general tendremos mucho cuidado a la hora de decidir por un candidato individual o en alianza, pues lo que se “vendió” como la panacea, hoy nos podemos dar cuenta de que no fue otra cosa que la conveniencia por llegar al poder, lo cual no necesariamente se constituye en la mejor opción para los ciudadanos de a pie, aunque para los líderes de dichos movimientos representen jugosas concesiones, ya sea en lo político, en lo económico o en ambos.

El laboratorio de Frankestein tuvo una inspiración muy superior al político que hoy revisamos.
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