México

La vida por evitar un ''pericazo'' ajeno

Guadalajara es el caso más reciente. En los últimos años esa ciudad no figuraba en la lista de las más violentas, sin embargo, el inicio de año ha sido espeluznante

¿Quién está dispuesto a dar su vida para evitar que un neoyorquino se dé un pericazo? O peor, ¿para que le cueste un poco más? Creo que nadie.

Sin embargo, eso es lo que estamos haciendo en México. Pruebas hay muchas. El Gobierno está invirtiendo dinero, esfuerzo y vidas humanas para que menos droga llegue a Estados Unidos en lugar de golpear a las organizaciones criminales cuando lastiman a la ciudadanía.

Ejemplo: en la Secretaría de Seguridad Pública federal ya cuentan con un sofisticado y costoso equipo satelital que identifica la entrada a nuestros aires de cualquier aeronave no reportada.

En cambio, el equipo antisecuestros, muy preparado y eficaz, no tiene la capacidad de intervenir en los mil 600 secuestros que se cometen al año en el país, porque no les alcanza ni la gente ni el dinero.

Felipe Calderón dice que su lucha no es contra la droga; sin embargo, la forma en que utiliza los recursos económicos y humanos con los que contamos dicen otra cosa.

Por eso cuando se critica la guerra de Calderón, lo que se critica es el enfoque y las prioridades y no que se haga frente a criminales que tienen aterrorizada a la población en cada vez más ciudades del país.

Guadalajara es el caso más reciente. En los últimos años esa ciudad no figuraba en la lista de las más violentas, sin embargo, el inicio de año ha sido espeluznante: primeros narcobloqueos, ajustes de cuentas, atentados con granadas.

¿A qué se debe? Al descabezamiento de la organización que tenía el control de la zona. El 29 de julio del año pasado, en Zapopan, Jalisco, murió abatido en un operativo del Ejército, Ignacio “Nacho” Coronel.

Guadalajara quedó como una plaza disputable. Y grupos nuevos como “La Resistencia” y el cártel “Jalisco Nueva Generación” se están ahora peleando por el control de la zona.

El resultado ha sido visible: un aumento claro de la violencia. Las víctimas no son sólo miembros de los grupos que se enfrentan, la ciudadanía además de estar expuesta a quedar en medio del fuego cruzado ha perdido la tranquilidad.

Nadie está pidiendo impunidad para los capos, pero muerto uno aparecerá otro; el negocio es muy rentable y siempre habrá alguien dispuesto a correr el riesgo.

Y puesto que intentar detener el tráfico de drogas es tan descabellado y absurdo como querer con muros impedir el flujo de migrantes de los países pobres hacia Estados Unidos, el único objetivo realista es obligarlos a operar de otra manera: sin, o con la menor, violencia posible.

Es exactamente lo que hacen en Estados Unidos, ahí están las declaraciones de Janet Napolitano advirtiéndole a los grupos criminales mexicanos que “afrontarán una reacción aplastante” si llevan su violencia a las comunidades de Estados Unidos fronterizas con México. ¿Y las drogas? De eso no dijo nada.

Ahí sí tienen claras las prioridades, deberíamos aprender.
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