México

La porqueriza

¿La ciudadanía..? ¿El país..? ¡Bah..! ¡Cuán poco importan..!

El padre llega a casa a punto de la explosión llamando a su hijo Canutito a grito pelón, lo que hace que el infante con la misma cara de pillo que su progenitor se presente tan sorprendido como asustado.

Al verle el señor Don Canuto a punto del infarto y cogiéndolo por la camisa le increpa: -- ¡A ver grandísimo ca…bezón; hijo de toda tu repú…blica checoslovaca, ¿por qué cuando te preguntaron en el colegio a qué me dedicaba dijiste que era contrabandista y tratante de blancas, a sabiendas de que es una vil mentira….? --; volviendo a su color y expresando en su diminuta faz una serenidad impensable en un imberbe de diez años, Canutito con segura firmeza respondió: -- Ayy papá,
es que…  Es que me daba pena decir que eres diputado…--
Seguro estoy, que millones, muchos millones y muchísimos más millones de mexicanos tienen el mismo concepto del vivaz chaval, dado el “prestigio” que con mucha enjundia y a toda ley se han ganado la caterva de zánganos, exponentes a ultranza del cinismo más puro de la política.

Dentro de una naciente democracia muy a la mexicana, con una palpable y lógica falta de madurez ciudadana enfrentándose a oficiadores políticos pertrechados en sus partidos que les proporcionan sitio, poder y membrete, dan con sus actitudes y comportamientos, muestras por demás fehacientes que lo único que les interesa es proyectarse a buscar el poder para conseguir huesos que roer más grandes, sin importar a los medios y recursos que tengan que recurrir.

¿La ciudadanía..?  ¿El país..?   ¡Bah..!  ¡Cuán poco importan..!
Son tiempos, a no dudar por como están las cosas en nuestro México, en los que el pan está escaso y el circo es malo…  Muy malo… Vamos, malísimo.

Tiempos pues en los que el orden de valores no existe.  En los que “empleados” de los mexicanos que son los que pagan sus lujos, excesos y dispendios, dan un espectáculo a la vista del ciudadano que sí trabaja, y trabajando produce para pagar los impuestos de los que salen los colosales presupuestos con los que se mantiene a los que de estos viven, -- y cómo viven --, sintiéndose, -- ¿o será que lo son..? --, los dueños de México.

No tienen el menor recato buscando popularidad que les derive en favorables votos, para presentarse muchos cual bufones en programas televisivos chistosos, haciendo el papel de “patiños” de cómicos que los conducen o…  O, ¿será que los cómicos son los diputados y los conductores sus patiños…?

De cualquier expresión echan mano para ridiculizar con mantas “ingeniosas”, o enmascarándose con una cara de puerco, o con una piñata de la pinochesca figura del muñeco de madera al que cada vez que contaba una mentira la nariz le crecía destinada al panista César Nava y que equivocadamente, -- ni para hacer eso bien sirven --, la priísta María Estela de la Fuente la puso, o con toda la intención y sin equivocación alguna que de ésta gente todo se puede esperar, a espaldas de Beatriz Paredes la dirigente nacional de su propio partido.

El nivel es bajo, muy bajo, bajísimo, auténticamente barriobajero, de verdaderos rufianes en el que la falta, -- o a veces la total carencia de cultura --, hace que suban al podium auténticos indigentes cerebrales, dueños, sí, de una diarrea verbal que entre acusaciones, descalificaciones, albures, difamaciones y ofensas enmarcadas en el “agudo” humor mexica, arman el “chow” para solaz y esparcimiento del público seguidor del circo.

Las alianzas en “lo oscurito” entre antagónicos partidos que nada, absolutamente nada tienen de identificación, dejan ver con diáfana claridad que lo que importa no es la ideología, ni los principios ni las convicciones…  Lo que importa es ganar o no perder posiciones de poder, tanto partidistas como particulares, y así se padece que supuestos representantes elegidos por el voto popular para una alcaldía, apenas recibiendo el puesto miran la posibilidad de renunciar para proyectarse a otro mayor, -- y los votantes…  bien, gracias, chupándose el dedo como pirulí --, cuando lo fundamental; lo verdaderamente importante; lo esencialmente trascendental es la nación y sus pobladores que, créamelo amable lector,  están cansados de la cáfila de vividores que han hecho de la política su modus vivendi sin importar, insisto y repito, México y los mexicanos.

Y….  PENSÁNDOLO BIEN.
Y….  PENSÁNDOLO BIEN, vigencia cobra un pensamiento que reza:  A los políticos y los pañales, hay que cambiarlos seguido y…  Y por las mismas razones.
Cosa, pues, de la porqueriza y sus moradores…
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