México
La otra vía
Hoy, organizaciones de la sociedad civil, empresarial, gremial, vecinos y universidades tienen la capacidad y voluntad de dialogar, investigar, generar acuerdos y plantear entonces el modelo de ciudad que necesitamos
Los gobiernos municipales priistas entrantes, se comprometieron en campaña a construir tren ligero en lugar del BRT, (sistema destruido por los mismos panistas que lo implementaron, al convertirlo en bastión electoral en lugar de dejarlo como un proyecto de ciudad a largo plazo). La diferencias llegaron al límite cuando los alcaldes de Guadalajara, Tlaquepaque y Zapopan rechazaron el crédito de cerca de mil millones de pesos para la línea 2, lo cual además de polarizar a la ciudadanía desinformada, generó una evidente molestia por sectores que consideraron que la falta de acuerdos y de visión metropolitana estaban llevando a la ciudad a un estado de riesgo. En un punto crítico de la crisis y ante el señalamiento de organismos ciudadanos y empresariales, alcaldes metropolitanos y gobernador lograron una salida temporal que denominaron SITI (Sistema Integral de Transporte Intermodal) que les permitió salir a la luz pública con un acuerdo que si bien insuficiente, puso de nuevo al dialogo y la necesidad de un plan como el mecanismo para avanzar.
La vía Express, un proyecto dado a conocer a mediados de año, es hoy un símbolo de dos maneras de ver la ciudad: como proyecto de calidad de vida a largo plazo o como un negocio de unos pocos con serias consecuencias para los ciudadanos.
Esta vía rápida elevada o segundo piso, que se presenta como una opción para atravesar la ciudad en menos tiempo, no hace públicas las “externalidades” negativas que generaría es decir, el alto precio que pagaremos por una decisión equivocada. Voces de especialistas locales, nacionales e internacionales han expresado los riesgos que tendría reproducir sistemas que han sido erróneos. El tráfico es un problema que hoy afecta seriamente a la calidad de vida, la productividad y la salud de los habitantes y pese a todas las evidencias de no ser la inversión ni el proyecto que nuestra ciudad necesita, el riesgo de su aprobación por los diputados está latente ya que las voces ciudadanas y técnicas poco importan cuando se negocian intereses privados con el presupuesto público.
Hoy, organizaciones de la sociedad civil, empresarial, gremial, vecinos y universidades tienen la capacidad y voluntad de dialogar, investigar, generar acuerdos y plantear entonces el modelo de ciudad que necesitamos. El sentido común ha permitido evidenciar los errores cometidos por acción u omisión y las lecciones aprendidas y costo que se está pagando han llevado a un escenario de colaboración desde donde se está presentando la otra vía: la de los acuerdos, la de los proyectos a mediano y largo plazo, la de la participación y la colaboración ciudadana. Esta otra vía privilegia la idea de una visión de movilidad metropolitana sustentable donde el transporte público es fundamental, donde el fortalecimiento de las estructuras ciclistas y peatonales dan sentido a vivir la ciudad y donde se plantea que el corredor de Av. Inglaterra es un espacio clave para la ciudad, el único que puede ser una franja verde de oriente a poniente que privilegie el transporte público y ciclista sobre el auto, generando un corredor que dará beneficios tanto a los vecinos como a toda la ciudad, un caso ejemplar. ¡Feliz año!
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