México
La luz dorada en lo profundo del Rin
Todo lo que es el ser humano está contenido en las fuentes que utilizó Wagner para componer esta obra como fue la Canción de los Nibelungos
La temporada inicia con El oro del Rin y sus 163 minutos de la primera parte de la tetralogía del Anillo de los Nibelungos, una obra monumental de Richard Wagner (1813-1883) que ponen en escena con una producción impresionante.
Todo lo que es el ser humano está contenido en las fuentes que utilizó Wagner para componer esta obra como fue la Canción de los Nibelungos, un poema épico que trata del amor, del poder, la ambición, la venganza y la política de una trágica historia en donde el héroe asume el poder por su propio esfuerzo hasta que es aplastado por la elite política.
Parece que está basado en un guerrero que se equivocó atacando al reino de Borgoña en la parte alta del Rin, cerca del poblado de Worms —una antigua ciudad celta—, sede del esplendor del reino borgoñés y de Günther su rey.
En este prólogo, Wagner nos lleva por unos cuantos momentos al amanecer del mundo después del caos y la oscuridad, sólo para mostrarnos cómo era ese otro mundo prístino y puro en donde unas nereidas juguetonas cuidan de su tes-oro en la alta Germania, como si fuera la luz del Sol que brilla en las profundidades del Rin.
Profundidades como a las que llegan los símbolos que tienen que ver con el agua, con nuestros orígenes antes de nacer a la luz de la historia para nadar hacia la madurez y ser coronados.
Pero, de pronto, aparece el adefesio libidinoso de Albreich para robarles el tes-oro-del-Rin a las nereidas y para que nosotros nos enteremos de que, en este mundo, siempre cohabitamos con el lado oscuro de la vida.
El anillo fundido con el oro del Rin tiene poderes sobrenaturales y por eso se inicia la lucha entre los que desean satisfacer su ambición poseyéndolo.
Wotan es un dios que ha perdido un ojo para conquistar a Fricka, su mujer, y sueña con la mansión de los dioses o el Wallhala, un edificio encumbrado en las alturas desde donde podrán provocar tormentas.
El sueño se convierte en realidad y hay que pagarles a los Gigantes con el oro del Rin y el anillo de Albreicht, o ellos raptan a Freia, que es la fuente de la eterna juventud deseada por todos los dioses.
Así como el anillo le otorga poderes sobrenaturales, si es robado, los poderes se convierten en una maldición tal como les sucede a los Gigantes antes de que los dioses entren al Wallhala.
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