México

La doble cara de los gringos

Tren Parlamentario por VICENTE BELLO

Justo en la víspera de la asunción de Barack Obama, el primer presidente de color de los Estados Unidos, el Congreso de la Unión ha comenzado a respingar (a propósito del informe del Pentágono en el que se afirma que el Estado mexicano será “fallido” y puede colapsar rápidamente) como el toro que ha sido mordido por la serpiente.

La presión desatada desde Estados Unidos a partir de ese informe, ya escuece las venas de la oposición tanto como el veneno de un reptil cuando éste lo ha inoculado. Y es que todos los legisladores opinantes, absolutamente, no dejan de relacionar el informe con la hipocresía, los intereses y el cinismo que ha caracterizado a los Estados Unidos en su trato con México, desde siempre.

Hace unos días apenas, un análisis de seguridad emitido por las Fuerzas Armadas de aquel país había colocado a México exactamente en el mismo casillero donde han tenido desde hace varios años a Pakistán. “Estado fallido”, dijeron allí que lo será el Estado mexicano si sigue el crimen organizado con su capacidad mayúscula para intimidar y corromper.

El senador Ricardo Monreal citaba que en diciembre pasado, el Comando Conjunto de las Fuerzas de Estados Unidos plantea en su reporte anual que México está en peligro “de un colapso rápido”. Y, siguió citando Monreal, “su Gobierno, sus políticos, la Policía y la infraestructura judicial, todos se encuentran bajo ataque y presión sostenida por parte de las organizaciones criminales y de cárteles de la droga”.

Era la víspera. Panistas, priistas, perredistas, petistas y pcedistas se congratulaban de dos cosas: la llegada de Obama; pero más por la retirada de George W. Bush, a quien todavía le alcanzó su último día para clavar su último aguijón a México: liberó —por la vía de la conmutación de las penas— a los dos policías gringos que habían sido sentenciados a 12 años de prisión por el asesinato a mansalva de un mexicano.

El más incisivo otra vez fue el zacatecano Ricardo Monreal Ávila. El único legislador que tildó de hipócrita al embajador estadounidense en México, Antonio Garza. Éste ha dicho que México no es un “Estado fallido”, pero —decía el senador petista— es injerencista e intervencionista.

Desde el domingo, panistas, perredistas, petistas, pcedistas y priistas han coincidido —lo refrendaron ayer— en que Estados Unidos exige a México lo que aquel Gobierno ha sido incapaz de hacer: combatir a sus propios cárteles.
Pero no sólo eso. El Gobierno estadounidense ha negado sistemáticamente a México los registros de los vendedores de armas. De cada 100 instrumentos de la muerte, accionados por el crimen organizado, 90 fueron surtidos por los armeros gringos.

Esta doble cara de los norteamericanos es la que escuece y hace tanto daño en el Poder Legislativo como el veneno de una serpiente en las jarretas del toro.

La llegada de Obama a la Casa Blanca, sin embargo, causaba ayer expectación en San Lázaro y Xicoténcatl. Tampoco espera ningún legislador que el nuevo presidente gringo deje de privilegiar los intereses de su país, pero esperarían mayor honradez, reciprocidad y trato de iguales con México.

El diputado perredista Juan Guerra decía: “De parte de sectores de la izquierda (mexicana) ha habido expresiones de agrado por que esté presidiendo Barack Obama, y hasta muestras de simpatía. Sin embargo, creo que tenemos que ser muy realistas; más allá de que nos alegre que haya llegado Obama y que Bush haya salido tan despreciado, los mexicanos debemos ser realistas”.

El también perredista, el senador Carlos Navarrete, desestimó el informe del Pentágono”. Siempre hay palomas y halcones en la llegada de un nuevo Gobierno a Estados Unidos”.

Pero, Navarrete luego decía: “México no es un Estado fallido, ya que el crimen organizado no se ha apoderado del Estado completamente; si así fuera ya estarían despachando en Los Pinos; estarían controlando las bancadas parlamentarias y a los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación”.

Más allá de lo que diga el informe de marras, nadie sin embargo ayer en el Congreso intentó siquiera pelearse con la realidad. Una realidad que agobia. Los bandidos de este principio de siglo están cada vez más y mejores armados y no dejan de aparecer policías guillotinados, como ocurrió este lunes en Chihuahua con un comandante. Y entre tanto, se escuchaba decir ayer en el pasillerío, todavía siguen a salto de mata personajes como Joaquín “El Chapo” Guzmán, a quien no saben si le cambie la suerte ahora que Obama imponga sus condiciones.
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