México
La Colombia del Sur
Los asustados vecinos sólo te decían: ‘‘Es por las drogas’’. No sabías cuándo regresaría el carro, ni qué día. Habría que estar alertas…
Todo esto sucedió hace como 25 años en la Colonia del Sur en Guadalajara, hoy tristemente conocida por muchos como “La Colombia del Sur”, por la activa presencia de narcomenudistas, problemas de drogadicción y pandillerismo. Y a pesar de que existe en ese lugar gente trabajadora, no hay que tapar el Sol con un dedo: estos problemas siempre han existido y conforme transcurren los años van en aumento.
La cercanía con la Colonia del Fresno ha agravado recientemente los intereses por los “dueños de la calle”, aquellos que se apropian de la misma para comercializar drogas y que tienen en una constante mezcla de inseguridad, miedo y hartazgo a los vecinos que sólo piden atención y orden por parte de las autoridades.
Se habla de operativos policiacos, programas para prevenir la drogadicción, capturas, pero al final, es lo mismo, la gente está cansada de no ver ninguna solución. El resultado es, irónicamente, lo que usted y yo vemos en las calles, tal y como lo denuncia un lector a través de esta columna y que comparto textual: “En el cruce de las calles Cruz del Sur y Guatemala, en la Colonia del Sur, cerca de 30 o 40 menores casi a diario, organizan peleas, hay daños a automóviles y casas, hay menores de edad fumando y los padres parece que no supervisan qué hacen sus hijos a altas horas de la noche, los vecinos de esta colonia no podemos dejar nuestros carros con tranquilidad, ya que si les pedimos que los respeten, encuentras al siguiente día que tu carro fue dañado, rayado o pintado. Se reporta a la Policía y la respuesta es que no pueden hacer nada, ¿qué opciones le quedan a uno que debe vivir con esta molestia en su propia y casa y vecindario?”
Y así como sucede en esta colonia, hay muchas más en los municipios de la Zona Metropolitana de Guadalajara, en donde los problemas están muy bien identificados por los ciudadanos y al mismo tiempo olvidados por los responsables de solucionarlos.
En lugar de que algunas autoridades estén pensando en un futuro políticamente benéfico, deberían atender este tipo de escenarios que derivarán en más problemas en muy poco tiempo. Porque luego vienen las lamentaciones, y entonces ahí sí, nadie tuvo la culpa.
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