México
Invasión extranormal
¿Sabe? La palabra “extranormal” no existe. Algunos se han acostumbrado a mencionarla de vez en cuando, otros la asocian con fenómenos o sucesos extraños sin explicación lógica
Y como esta palabra inexistente, con sus adaptaciones al lenguaje popular, asimismo son y están los conocidos “viene-viene”, regados en prácticamente toda la Zona Metropolitana de Guadalajara. No existen, no deberían, pero te adaptas a su presencia y necesidades.
Irrumpen las calles, se adueñan de ellas, cada vez hay más por todos lados y parece que de esta invasión, nadie nos salvamos.
En la búsqueda de las noticias más recientes sobre esta fácil práctica de hacer dinero y de llegar a violentar o amenazar a los dueños de automóviles si no das la cantidad que solicitan, me encontré en internet algo que me dejó literalmente, sin palabras: un mapa de los viene-viene, horarios, ubicación, cuotas… una guía pública, para que de manera responsable los cibernautas, modifiquen la información y compartan sus experiencias, opción que también pueden hacer a través de otras redes sociales como facebook o twitter.
La precisión de los datos es tal, que reafirma lo que muchos ciudadanos han vivido. Con sólo dar un “click” a la pequeña flecha ubicada en el mapa, se encontrará con descripciones como la siguiente: “Viene-viene Santa Tere, con cuota de 30 pesos por estacionarse en la calle del tianguis, me negué a pagar y me ralló el auto. Levanté reporte, llegó la patrulla, conocen perfecto al señor, hasta saben donde vive, fueron a buscarlo, no lo encontraron y me recomendaron vigilar la calle, cuando lo viera, les marcara de nuevo…” Y esta otra que me parece, tiene, una particular descripción:
“Sindicato de viene-vienes de la UdeG, opera una red de cinco que tienen turnos, gracias sobre todo a la complacencia de funcionarios universitarios de cualquier nivel que les encargan sus coches y también los lavan. Es prácticamente un servicio de valet parking. Estacionan y mueven los vehículos en todos los sentidos, permitidos y no, y claro en doble fila, de manera que la calle Escorza está siempre atestada, desde Hidalgo y Vallarta, lo mismo que Pedro Moreno, entre Enrique Díaz de León y hasta Camarena, fuera de esos límites, toman el relevo más y más viene-vienes”.
La iniciativa de dar a conocer esta información me parece interesante, organizada por jóvenes concentrados en el grupo “Una ciudad alterna”, pero no concibo entrar a internet a consultar cuánto cobra el viene-viene del lugar al que voy o tengo que ir.
¿Hasta dónde hemos tenido que llegar? ¿Aceptar el “gandallismo” de estos tipos oportunistas? Son jóvenes, tienen fuerza; mi difunto padre decía, “hasta cargadores del Mercado de Abastos pueden ser, pero les gusta mover la franela y estirar la mano”.
De ahí la enorme diferencia a viene-viene como aquel señor que me encontré hace unos meses en un estacionamientos de un centro comercial, casi 70 años encima, originario de Oaxaca, cargando la despensa y llevándola a los carros y una ganancia si bien le iba, de 70 pesos todo el día. Ganándose la vida ayudando y sin abusar de la gente.
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