México
Instituciones cuestionadas
La magnitud y la tendencia a la alza de la violencia ligada a la inseguridad pública confronta no sólo el actuar de las autoridades públicas y los organismos de seguridad
La magnitud y la tendencia a la alza de la violencia ligada a la inseguridad pública confronta no sólo el actuar de las autoridades públicas y los organismos de seguridad.
También esta violenta realidad pone en entredicho, cuestiona, exige respuestas sobre lo que han hecho o dejado de hacer otras instituciones: las familias, la Universidad de Guadalajara y las universidades privadas, la Iglesia Católica por ser la predominante, el sistema de educación básica, los organismos empresariales y los medios de comunicación, entre otras.
Cada una de las instituciones referidas tiene responsabilidad directa o indirecta en la educación, el desarrollo, la formación o las mejores condiciones de vida o trabajo de jóvenes, principales participantes de las bandas delictivas. Todas son parte de nuestro sistema político y social.
Pero si nos atenemos a la criminalidad desatada y a la descomposición social y ética que padecemos, la suma global de las actuaciones y resultados de éstas y otras instituciones no son del todo satisfactoria. En conjunto no han sido suficiente valladar, preventivo, de la violencia.
Además de lo que toca a las autoridades, ¿qué están haciendo los padres y madres por sus hijos para alejarlos de las actividades delictivas, las adicciones o las malas compañías?
¿Qué le falta por hacer al sistema de la educación básica para mejorar niños y jóvenes?
¿Qué reformas educativas, modificaciones en estrategias, reforzamiento de programas, cambios de actitudes, se requieren?
¿Qué más debe hacer la Universidad de Guadalajara para contribuir a una mejor educación de los jóvenes, miles de los cuales son rechazados o desertan? ¿Y a las universidades privadas para formar estudiantes responsables, honestos, solidarios?
¿Y a la amplia estructura de la Iglesia Católica? ¿Habrá otras formas para educar en los valores a los jóvenes? ¿Y a los medios de comunicación qué les falta por hacer para ofrecer información de calidad?
En sí, ¿qué más están demandando los jóvenes y esta violenta realidad al conjunto de instituciones educativas, sociales, religiosas, patronales, mediáticas?
La violencia y la inseguridad pública son un problema de todos. Nadie está a salvo de ser víctima.
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