México

Incomunicación…

La falta de comunicación efectiva se ha convertido hoy en día en un problema que bien podría ser calificado como delicado

Imagínese usted la escena: seis personas adultas sentadas en un área rectangular que configuran la sala-comedor de un departamento de interés social, todos “armados” de sendas Black Berry, al parecer unas más sofisticadas que otras, de acuerdo con el modelo, tamaño y grosor, además, claro, del avance tecnológico y los accesorios de que disponen.

Todas y todos ellos “dialogando” a base de monosílabos, acerca de temas varios, casi sin voltearse a ver, pues sus miradas están permanentemente fijas en sus pequeñas pantallas, mientras que sus dedos actúan sobre un teclado desgastado; de vez en vez “sueltan” expresiones de júbilo y/o de consulta entre los presentes, refiriéndose a los externos, a los que se ubican vaya usted a saber en dónde —están en el face y a ratos se pasan al twitter—.

Se trata de una sobremesa, acaban de comer y la camaradería prevalece, no obstante los minutos pasan y la única señal de que están ahí, de que están juntos y se comunican es la retroalimentación surgida de vez en vez.

No hay muchas señales de vida, pero ahí están, la mayoría se divierte o parece divertirse cual si fueran chamacos. La relación existe…¡¿y la comunicación!?

Si repitiéramos este “ejercicio” en cualquier familia, en cualquier grupo de amigos… seguramente estaríamos entrando en la dimensión de uno de los problemas generacionales que deberíamos analizar a fondo, porque sospecho que de ese alejamiento sensorial surgen los peores problemas de incomunicación que luego derivan en los diferentes tipos de violencia que hoy son tan comunes en muchas familias locales y de todos lados.

De ese tamaño es el problema que debemos enfrentar, la falta de comunicación efectiva se ha convertido hoy en día en un problema que bien podría ser calificado como delicado, la transmisión de valores queda trunca ante la incapacidad de poder dialogar, discutir y debatir los temas trascendentes, de los que enseñan a vivir y permiten que los jóvenes y los adultos sepamos lo necesario para crecer, para desarrollarnos integralmente, pero también para servir a quienes nos rodean.

Es verdad que en contrapartida de ello han surgido diversas herramientas tecnológicas que parecieran acortar la brecha de la distancia y la comunicación, pero esa brecha es cada vez más ancha, se ha perdido el contacto de tal forma que hoy la gente se siente más sola, más incomprendida y menos necesitada por los demás, de ahí que el aumento en los suicidios en nuestro Estado y en el país haya aumentado de manera considerable, tanto en jóvenes como en personas de mayor edad. Han surgido nuevas formas de comunicar odio, una de ellas es conocida como el bullying y hace unos días cobró una víctima más de tan sólo 15 años de edad.
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