México
Héroes de cráneo y hueso
Los restos ya duermen en el Alcázar, en el Museo Nacional de Historia, pero no queda claro qué les van a hacer
La mañana del domingo, a pesar de que en ese momento jugaba la Selección Nacional de Futbol, se juntó una fila de ciudadanos en banqueta y camellón que delimitan el carril que corre del Ángel de la Independencia al Castillo de Chapultepec sobre el Paseo de la Reforma en la Ciudad de México.
Sobre la calle misma, una segunda valla de cada lado, ésta conformada por cadetes del Colegio Militar —armas largas en descanso, estricto uniforme de gala—, para ver pasar las urnas que contienen los restos de la mayoría de los héroes que lideraron el movimiento de Independencia de este país hace 200 años.
Fueron repartidos claveles blancos para que los ahí reunidos —familias, sobre todo, que escogieron atestiguar el momento— los lanzaran al paso de las carrozas fúnebres, custodiadas por militares en vehículos del Ejército y caballos negros ataviados con lujo.
El desfile duró un instante, unos minutos. Bastaron para que, sin que animador alguno lo motivara, del público ahí reunido surgieran gritos de ¡Viva Hidalgo! ¡Viva Morelos! ¡Viva la libertad! ¡Viva la democracia! al vuelo de flores y tránsito de osamentas, las más notorias, las de la urna de cristal con los cuatro cráneos que durante 10 años colgaron de la Alhóndiga de Granaditas: Hidalgo, Allende, Aldama y Jiménez.
Emoción- Respeto. Recogieron las crónicas del acto oficial que cuando integrantes del Sindicato Mexicano de Electricistas increparon al Presidente Calderón, orador de la ceremonia, la gente les pidió silencio, no porque estuvieran en desacuerdo o no con su causa, sino porque estaban en presencia de lo que quedaba físicamente de los próceres.
Y así pasaron frente a todos los que se habían congregado, tan de derecha como reliquias de santos veneradas en una catedral italiana, tan de izquierda como cuerpos embalsamados de Ho Chi Min y Lenin en Vietnam y Rusia, o simplemente como vestigios de personalidades que generan admiración e inspiración en su pueblo.
Los restos ya duermen en el Alcázar, en el Museo Nacional de Historia, pero no queda claro qué les van a hacer:
El viernes pasado, José Manuel Villalpando, coordinador ejecutivo de las Conmemoraciones de 2010 y director del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones Mexicanas, declaró que ante la posibilidad de que estén revueltos los huesos de Morelos, Matamoros, Mina, Moreno y Rosales, serían sujetos a análisis.
Tres días después, este lunes, el director general del Instituto Nacional de Antropología e Historia, Alfonso de María, fue contundente al negar que puedan estar confundidos los restos y declaró, determinante, que sólo serían sujetos a procesos de conservación, más no de identificación.
Eso sí, en agosto van a Palacio Nacional para estar expuestos un año.
Saciamorbos
El lunes, Iniciativa México. Y ajuste de la de ayer: el triunfalismo da, en realidad, para ocho veces menos.
Sobre la calle misma, una segunda valla de cada lado, ésta conformada por cadetes del Colegio Militar —armas largas en descanso, estricto uniforme de gala—, para ver pasar las urnas que contienen los restos de la mayoría de los héroes que lideraron el movimiento de Independencia de este país hace 200 años.
Fueron repartidos claveles blancos para que los ahí reunidos —familias, sobre todo, que escogieron atestiguar el momento— los lanzaran al paso de las carrozas fúnebres, custodiadas por militares en vehículos del Ejército y caballos negros ataviados con lujo.
El desfile duró un instante, unos minutos. Bastaron para que, sin que animador alguno lo motivara, del público ahí reunido surgieran gritos de ¡Viva Hidalgo! ¡Viva Morelos! ¡Viva la libertad! ¡Viva la democracia! al vuelo de flores y tránsito de osamentas, las más notorias, las de la urna de cristal con los cuatro cráneos que durante 10 años colgaron de la Alhóndiga de Granaditas: Hidalgo, Allende, Aldama y Jiménez.
Emoción- Respeto. Recogieron las crónicas del acto oficial que cuando integrantes del Sindicato Mexicano de Electricistas increparon al Presidente Calderón, orador de la ceremonia, la gente les pidió silencio, no porque estuvieran en desacuerdo o no con su causa, sino porque estaban en presencia de lo que quedaba físicamente de los próceres.
Y así pasaron frente a todos los que se habían congregado, tan de derecha como reliquias de santos veneradas en una catedral italiana, tan de izquierda como cuerpos embalsamados de Ho Chi Min y Lenin en Vietnam y Rusia, o simplemente como vestigios de personalidades que generan admiración e inspiración en su pueblo.
Los restos ya duermen en el Alcázar, en el Museo Nacional de Historia, pero no queda claro qué les van a hacer:
El viernes pasado, José Manuel Villalpando, coordinador ejecutivo de las Conmemoraciones de 2010 y director del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones Mexicanas, declaró que ante la posibilidad de que estén revueltos los huesos de Morelos, Matamoros, Mina, Moreno y Rosales, serían sujetos a análisis.
Tres días después, este lunes, el director general del Instituto Nacional de Antropología e Historia, Alfonso de María, fue contundente al negar que puedan estar confundidos los restos y declaró, determinante, que sólo serían sujetos a procesos de conservación, más no de identificación.
Eso sí, en agosto van a Palacio Nacional para estar expuestos un año.
Saciamorbos
El lunes, Iniciativa México. Y ajuste de la de ayer: el triunfalismo da, en realidad, para ocho veces menos.
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