México
Hay un lugar en México…
Hay un lugar en la República Mexicana donde desde hace un año está desapareciendo gente
También en Tamaulipas, en el municipio de San Fernando, se dio el macabro hallazgo de 72 migrantes asesinados en agosto pasado. Un migrante que sobrevivió caminó herido varios kilómetros hasta que se encontró con marinos y dio la alerta. Fue un gran escándalo, pero nada cambió. La prueba es que hasta ayer las autoridades llevan más de 20 fosas descubiertas y 102 cuerpos desenterrados, todos en el mismo municipio de San Fernando en Tamaulipas.
San Fernando está estratégicamente ubicado en el Norte de Tamaulipas, unos kilómetros al norte de la cabecera municipal está lo que los lugareños llaman la “igriega”, porque ahí se bifurca de un lado la carretera que lleva a Matamoros y del otro la que va a Reynosa. Desde la capital Ciudad Victoria, no hay forma de llegar a estas dos ciudades fronterizas sin pasar por San Fernando, a menos de hacer una vuelta de más de cuatro horas por Monterrey. Por San Fernando pasan las corridas de autobuses de las líneas comerciales Ómnibus de México, Transpaís, Grupo Senda. Por ahí pasan todos los centroamericanos que van rumbo a la frontera, muchos jornaleros, y cualquiera que quiere llegar por el trayecto más corto a los Estados Unidos.
Ahora sabemos que antes de la famosa “igriega” grupos de criminales detenían los camiones de pasajeros, se subían, seleccionaban a algunos de los viajeros y los bajaban dejando que el autobús continuara sin esos pasajeros. La razón, las autoridades que están interrogando a 14 detenidos manejan varias hipótesis: que los criminales escogían a hombres sobre los que habían recibido un pitazo de que trabajaban para bandas contrarias, que era para reclutarlos como sicarios, que los querían robar o pedir rescate por ellos.
Lo inaudito es que esto no ocurrió sólo una vez o dos veces, lleva meses pasando. Hay cuerpos que llevan meses de haber sido enterrados y se han encontrado fosas en diferentes lugares dentro del municipio, en La Joya, en La Noria y en la cabecera municipal, lugares que están hasta 30 kilómetros distantes entre sí. Si durante meses gente desapareció en esos kilómetros, es porque nadie dijo nada y si lo hizo nadie lo escuchó. Sabemos que el actual Gobierno que está en el cargo desde el 1 de enero de este año nunca recibió una denuncia de parte de las empresas dueñas de los autobuses. Es decir, los choferes llegaban a sus destinos sin parte de su pasaje y ni ellos ni la empresa decían nada. Y seguían trabajando y seguían las corridas. Y cientos de familias asustadas o sin novedad de sus familiares. Peor es imposible.
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