México
Hasta la Corte avala a ‘‘chapulines’’
La SCJN se proclamó a favor de que los legisladores puedan cambiar de fracción parlamentaria cuantas veces quieran
Y pues la verdad es que con este -y otro- tipo de decisiones, ya no sabe uno si los magistrados son ingenuos, comparsas del sistema o simple y sencillamente utilizan una “lupa” diferente a la de los demás mortales, para escudriñar, entender y definir el sentido de nuestras leyes, de acuerdo a la circunstancia que se presente o los intereses de grupos políticos los cuales han sido –necesariamente- quienes les ubicaron en tal alta tribuna, misma que es objeto de jugosos sueldos, además de canonjías y pleitesía que no se brinda a todos los mortales.
El caso es que con ello quedó definida la inconstitucionalidad del “candado” impuesto por la legislatura de Coahuila, para que nadie pudiera negociar su estadía en determinada fracción, pues como usted sabe, la llamada “maiceada” a los legisladores es uno de los deportes favoritos en ese medio y se ejecuta cuando alguna de las fracciones parlamentarias pretende conseguir alguna disposición y los votos de su fracción no son suficientes para alcanzar una mayoría que se los permita, pero sobre todo, cuando la insuficiencia de votos tiene que ver con el control de la legislatura de que se trate, pues ello implica el ejercicio de millones y millones de pesos (cualquier parecido con lo sucedido en el Estado de Jalisco en la anterior y actual legislaturas es mera coincidencia ¿verdad “Pepillo”?).
Luego entonces, además de los saltos de chapulín que acostumbran dar algunos –la mayoría- de un cargo a otro, y de los cambios de partido que a últimas fechas también es uno de los deportes favoritos cuando las encuestas o el “dedazo” no les favorece en el que vienen militando, el abandono de la fracción que los cobijó es ahora perfectamente lícito y legal, aunque desde mi punto de vista, no es moral, ni ético.
Y sabe usted quién promovió en Coahuila la inconstitucionalidad…acertó, los partidos chiquitos, los que viven de la “pepena” y/o compra de voluntades, que otros identifican en el ámbito político como cooptar, aunque los “grandes” también lo hacen a diario.
Síguenos en