México
Guadalajara y sus habitantes en riesgo (I)
La ciudad y quienes habitamos en ella estamos entre muchos riesgos, algunos visibles y otros no tanto, pero igualmente peligrosos
Pasada la etapa de la emergencia y desarticulado el movimiento de damnificados, el hacer del Gobierno volvió a la normalidad. Tres años después, en 1995, el Partido Revolucionario Institucional ( PRI) perdería la gubernatura, y desde entonces el Partido Acción Nacional ( PAN) gobierna Jalisco y la zona metropolitana.
Contra todo supuesto, el cambio de partido en el Gobierno no modificó en nada el proceso de deterioro urbano, de dilapidación y daño a los recursos naturales, de abandono de la infraestructura urbana. Al contrario, se profundizaron las políticas privatizadoras y mercantiles que los gobernantes han impuesto a los servicios públicos de la ciudad de Guadalajara.
Nadie puede afirmar que hoy vivamos más seguros, y no sólo me refiero a los riesgos urbanos, pues a éstos se sumó la cuestión de la inseguridad pública generada por la actividad incesante de la delincuencia organizada, misma que es facilitada por la corrupción y la impunidad que sigue caracterizando al sistema de administración y procuración de justicia.
Los gobernantes y sus aliados capitalistas inmobiliarios, como nunca antes, consideran que construir ciudad es exactamente igual a hacer grandes negocios. Ese criterio y las prácticas depredadoras que de ahí se desprenden, han llevado a que se esté configurando una especie de confluencia de crisis, tanto de varias de las funciones como de los recursos naturales que son básicos para que los habitantes estemos seguros y vivamos bien y dignamente. Es de esta manera en la que el capital y el Gobierno producen la ciudad, la que está sumando nuevos riesgos que podrían postrar tanto a la ciudad como a quienes habitamos en ella.
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