México

Grande, grande, grande

‘‘El Grande’’ era número dos del cártel de los Beltrán Leyva. Quería matar a ‘‘La Barbie’’

Cayó otro narco grande. Sergio Enrique Villarreal Barragán, “El Grande”. Mide dos metros. Pesa 120 kilos. 41 años. Tez blanca apiñonada. Atlético. Ojos grandes. Pelo corto. También le decían “Comeniños”. Más violento y sanguinario que “La Barbie”. Dicen que ajusticiaba con el tiro de gracia. Le cargan 43 vidas. Entre ellas la de Édgar Millán, coordinador de Seguridad Regional de la Policía Federal (mayo de 2008). Valía 30 millones. Ahora vale nada. Tiene siete acusaciones. Una orden de aprehensión en el Distrito Federal.

Treinta infantes de Marina lo detuvieron sin disparar un tiro. Todo fue limpio. Al estilo de los federales que atoraron a “La Barbie”. Cayó con dos cómplices. Vivía en grande. En un club de golf. En una casa grande. Como hotel chico. Encontraron mapas para el trasiego de droga. Un altar con imágenes de la Virgen de San Juan de Los Lagos, la de Guadalupe y San Judas Tadeo. Tres veladoras encendidas. Dos armas largas. Dos granadas de fragmentación. Poco dinero. Un Ferrari. Varios Mercedes y BMW, blindados.

“El Grande” era número dos del cártel de los Beltrán Leyva. Quería matar a “La Barbie”. Tras la muerte de “El Barbas”, Héctor Beltrán Leyva lo designó lugarteniente. Sabían que “La Barbie” los había traicionado. Hubo guerra. Luego “El H” y “El Grande” se confrontaron. “El H” se alió con Los Zetas. “El Grande” se unió de nuevo a “El Chapo”. Todos contra “La Barbie” y “Los Pelones”.

A “El Grande” también le decían “King Kong”. Fue comandante en el área de Recuperación de Vehículos en Torreón. Agente de la PGR en Michoacán y Tamaulipas. Gómez Palacio era su territorio. Apoyaba a políticos. Compraba protección. Fue cabecilla del cártel de Juárez. Autoridades de México y Estados Unidos lo identifican como uno de los principales traficantes de cocaína. Controlaba la ruta de la Comarca Lagunera. Operaba en Torreón, Piedras Negras, Monclova y Ciudad Acuña. Lo protegía el ex subprocurador de Justicia de Durango, Hugo Armando Reséndiz. También María del Rosario Castro Lozano, alcaldesa de Lerdo. En una ocasión lo rescató de los militares al mando del general Roberto Miranda, comandante de zona. Ahora, Rosario Castro es coordinadora del Instituto Nacional para el Federalismo. Depende de Gobernación.

“Éste es un nuevo y contundente golpe del Gobierno federal al crimen”, presumió Alejandro Poiré, secretario del Consejo de Seguridad Nacional. Sí, pero… el árbol de la delincuencia tiene mucho follaje. “El Grande” era una rama gruesa. Crecerán más.

EL MONJE LOCO: La suerte de Diego parece la suerte del virrey en víspera de la independencia. Es la alusión de la Nueva España en el nuevo México donde ya no caben los virreyes. Ni siquiera éste. Cuyos “restos” los misteriosos desaparecedores exhiben para escarnio “del hombre intocable y poderoso que fue”. Más presión a la presión. Pero por encima de todo, la repetición de las suposiciones en las letras de quienes todo ocultan, es otra máscara encima de la máscara.
Síguenos en

Temas

Sigue navegando