México
Golpe a la “trinidad priista”
La derrota priista en Guerrero tiene impacto tridimensional para el viejo partido
Porque aunque ahora minimicen el impacto de la derrota, la realidad es que el PRI apostó todo a que en Guerrero reconquistarían el poder y, de ese modo, confirmarían que, pese a las tres derrotas dolorosas de 2010 —Puebla, Sinaloa y Oaxaca—, el priismo seguía “fuerte y unido” para arrebatarle un bastión al PRD y confirmar su supremacía rumbo a 2012.
El error del origen es totalmente atribuible a Manlio Fabio Beltrones. El sonorense apoyó con todo a su amigo y pupilo, Manuel Añorve Baños; le operó políticamente, le acercó a financieros como Jaime Camil. Encandilado con el triunfo arrollador que hace dos años obtuvo en Acapulco, Beltrones no tomó en cuenta que el desempeño del alcalde porteño no había sido el óptimo y que, por encima de su amigo, en las encuestas había un priista mejor posicionado para la gubernatura: el senador Aguirre Rivero.
Beatriz Paredes es también responsable del revés priista en Guerrero, y lo es por doble vía: no hizo nada para evitar la imposición de Añorve, y tampoco hizo nada en la campaña, mientras su partido se preparaba para los primeros comicios del año.
De los tres “jefes” priistas, el que más resentirá la derrota será, sin duda, Enrique Peña Nieto. Aunque sus asesores fueron hábiles para sacarlo en la última etapa de la campaña, ante las encuestas que ya vaticinaban el triunfo del PRD y ya no lo llevaron al cierre de campaña, la apuesta de Peña por sumar a Guerrero a su proyecto nacional y el respaldo abierto que dio al candidato priista hacen que le toque también parte de la pérdida.
Para Peña, el caso de Guerrero no sólo deja un saldo negativo, sino también todo un mensaje: elegir a un candidato sólo por amistad o cercanía, sin medir si es o no el más efectivo y posicionado en las encuestas —como hizo el PRI en Guerrero— puede ser la antesala de la derrota, sobre todo cuando se tiene enfrente a un PRD y un PAN que llegarán crecidos a la elección mexiquense y que ya demostraron que, sea en alianza formal o en alianza de facto, con jugadas como la declinación de última hora, tienen el antídoto para derrotar, juntos, al poderío priista. Los dados mandan Doble Escalera. Pinta bien la semana.
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